Hawking, Carlos el Calvo y el número Pi

En la novelas del oeste de quiosco de Marcial Lafuente Estefanía aparecían con frecuencia predicadores de religiones extrañas y vendedores de crecepelo. La muerte de Stephen Hawking ha vuelto a desatar incluso en la prensa supuestamente seria el advenimiento de charlatanes varios que encuentran relaciones cósmicas en que el científico haya fallecido el día del número Pi (π) que es también en el que vino al mundo Albert Einstein y, además, naciera el día del 300 aniversario de Galileo. Cruzan situaciones y parece que todo está escrito, como los paralelismos que se encuentran entre los presidentes norteamericanos asesinados Lincoln y Kennedy, aportando algunos datos reales y otros de muy difícil comprobación, o las especulaciones esotéricas alrededor del atentado de las Torres Gemelas. Y, claro, se convierten en memes y circulan con profusión por las redes. Vamos, como embaucadores de novelas baratas del oeste.

pi1.jpgEn mi opinión, son meras casualidades, en las que no se tienen en cuenta otros datos distintos a los que interesan para montar la ecuación, o una obviedad que suele olvidarse como que el calendario en vigor es arbitrario en sus divisiones de meses y los días de que se compone cada uno, o que, incluso, si se tira de fechas muy lejanas ni siquiera coinciden los días porque ha habido varias modificaciones a lo largo de los siglos. Al ver la coincidencia en la fecha de mi nacimiento con personajes que también nacieron o murieron esa misma fecha (que es el sistema que manipulan estos apóstoles de la confusión), yo tendría que estar buscando esos lazos universales, y tendría que morir joven como Carole Lombard o anciano como Bette Davis, que debo ser aviador como Roland Garrós o tenista como el torneo que lleva su nombre, o si debo lavar mis camisas a manos (o no) por coincidir en la fecha con George Westinghouse, primer fabricante industrial de lavadoras. Y la conclusión a la que llego es que todo es un enredo verbal sin pies ni cabeza, sin lógica y con fiabilidad cero. Solo una coincidencia encontré que determina una certeza: al haber nacido el mismo día que un renombrado emperador del Sacro Imperio, es seguro que llegará un día en el que, como todo el mundo, perderé el pelo, pues el tal monarca no es otro que el conocido como Carlos el Calvo. Y lo demás son mandarinas, que en China son llamadas naranjas del país; es decir cuentos chinos en los que, encima, no hay chino.

Un comentario en “Hawking, Carlos el Calvo y el número Pi”

  1. El día de hechos repetí dos veces el n Pi en dirección al inodoro del baño y no me quedé tartaja por ello, me ando yo pensando en las coincidencias del papá de los agujeros negros y el violinista sabio y, hombre, pienso, si sus espíritus se encuentran igual forman una fiesta de meteoritos pero no creo qué te da nada que ver que ande yo revuelto de tripas.

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