Juan Goytisolo, piedra angular

Con la muerte de Juan Goytisolo, desaparece uno de los más grandes intelectuales de España y de Europa. Novelista, ensayista y escritor en todas direcciones, tuvo que irse de España porque el ambiente que imperaba en España en plena dictadura lo empujó hacia Francia, e hizo de París su segunda casa, que luego ha sido Marrakech, ciudad marroquí en la que ha muerto y descansará para siempre por propia voluntad. Estamos hablando de uno de los pilares de nuestra narrativa y un pensador que incluso fue más respetado fuera de España que en su patria, que siempre fue para él una gran decepción.

Goytisssssolo.JPGJuan Goytisolo es probablemente el escritor español más influyente en la segunda mitad del siglo XX, piedra angular de todos los puentes que hubo que tender en tiempos difíciles; tal vez por eso haya tenido que morir lejos del hogar machadiano, España nunca lo entendió. Puso a funcionar la novela social cuando publicó en 1954 Juego de manos. Luego se desmarcó y creó su propio espacio lírico que nos dejó joyas como Campo de Níjar. Más tarde entró en una fase experimental, que se hizo legendaria en la novela Señas de identidad; a esta corriente no fueron ajenos en España Luis Martin-Santos, Juan García Hortelano, su hermano Luis y hasta autores de generaciones anteriores como Torrente Ballester y el propio Cela. Los desagradecidos oriundos siguen dando la bandera de este movimiento a Juan Benet, pero ese es su problema y sus intereses. El Goytisolo con el que soy más afín es el que se recupera en su libro de memorias, Coto vedado, y ya sigue con magníficos textos tan comprometidos con la buena literatura como con la realidad de un mundo en conflicto. Esa postura de intelectual crítico le retrasó honores literarios en su país, hasta el punto de que el Cervantes que le llegó a destiempo me sorprendió, porque ya daba por imposible que desde España se le diera un reconocimiento oficial. Barriendo para casa, de todas sus lapidarias sentencias me quedo con esta: «Prefiero la narrativa porque la novela es un género omnívoro, puede incluir la poesía, pero la poesía no puede incluir la novela». Descansa, maestro, en la paz por la que tanto luchaste y al final encontraste a la sombra del Atlas.

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