Pensar migrañas panameñas

Como es fin de semana, me ha dado por pensar bajito, pero resulta que pensar es como el comer y el rascar, empiezas y sin darte cuenta surgen preguntas. Y es que pensar tal vez es eso, generar preguntas, porque nunca hay respuestas definitivas. Ni siquiera podemos estar seguros de lo que se entiende como certezas absolutas, hijas de la ciencia, porque luego viene un nuevo hallazgo, incluso con su ecuación, que desdice lo anterior y se planta como definitivo… hasta que aparezca otro Isaac Newton, otra Marie Curie u otro Stephen Hawking. Y esta generación de preguntas me ha llevado a lo de las sociedades creadas en paraísos fiscales, que Panamá es solo uno de los centenares que existen. Pongo por delante que aquí hay tres cosas que rechazo y condeno: la insolidaridad al restar recursos al propio país, la hipocresía de tratar de aparentar honorabilidad, y por último la falta de ética al engordar fondos que casi nunca se utilizan para el bien colectivo.201605y06_214746.jpg Por eso se me encadenan y amontonan las preguntas: ¿Estar en esos asuntos es ilegal de código penal o se queda en escándalo y espectáculo como acudir a un funeral borracho y con camisa hawaiana? Si fuese solo lo segundo, estamos ante la madre de todos los cotilleos, murmuraciones y desprestigios; si es delito ¿están los agentes judiciales poniendo en funcionamiento todos los mecanismos jurídicos en sus manos? Como la televisión es la que manda, también me pregunto si estamos ante un gran reality cuyas consecuencias para los afectados solo pueden ser mediáticas. Unos medios periodísticos van soltando nombres a cuantagotas, aunque ellos mismos aseguran que poseen información contrastada sobre centenares o tal vez miles de nombres. Si alguien es conocedor de un delito, ¿no tiene la obligación de ponerlo en conocimiento de la fiscalía? Y si esto no sucede ¿no tienen los poderes judiciales capacidad para exigir esa información a quien anda gritando que la posee? Ya, ya, es información confidencial, que deja de serlo cuando la publican, y lo que hay que proteger son las fuentes, no el delito. Ah, que no es delito ¿o sí? Montar un culebrón por entregas con la publicación de nombres con dosificador no me parece que sea una actividad periodística seria. Si alguien sabe que se ha cometido un delito (o muchos delitos), habría que poner esa información sobre la mesa y ante la Justicia; y si solo es lo de la camisa hawaiana ¿a qué viene tanto griterío? Hasta donde yo sé, evadir impuestos y falsear actividades económicas tiene sanción, administrativa o penal dependiendo de la cuantía. Pero aquí solo escucho vocerío y batahola, pero no veo que alguien mueva ficha. Y es que no escarmiento: esto de pensar me da que va a ser el origen de mis migrañas. ¿Pensar migrañas panameñas? No tiene sentido, o… ¡Buf!

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