Elio Quiroga, novelista

Los artistas e intelectuales son conocidos porque se expresan a través una vía, aunque suelen aproximarse a otras. Sabemos que Alberti pintaba, que Miguel Ángel escribía o que Lewis Carroll fue un pionero de la fotografía artística y de la fotografía a secas. Otras figuras, aunque encumbradas por una actividad, también cultivaban otras, a veces con gran maestría, pero no se les suele reconocer el mismo mérito que a la primera. He conocido y conozco a personas que destacan en varias disciplinas, pero solo conozco a una que no cesa de asombrarme: Elio Quiroga.

losquesueñan.JPGLa primera vez que leí su nombre fue asociado a un excelente libro de poemas, entonces inédito. Antes había hecho música, fotografía y cortometrajes. Luego ya vino lo del cine, donde, menos de actor, ha tocado con excelencia todos los palos: director, guionista, productor, músico (no olvido su recorrido largamente reconocido por el cine de animación)… y cuando ya lo tenía asumido, me sorprende con un prestigioso premio de ensayo, o con sus internadas en las aplicaciones informáticas y los videojuegos. Cosas de Elio, me digo, en él nada puede sorprenderme, y lo veo como a un niño travieso cuando a veces compartimos charla y cerveza frente al mar.
Pero Elio no tiene límites. Hace un par de años vuelve a sorprender publicando tres novelas en un año, todas de géneros diferentes. A estas alturas, la sorpresa no es que sea también un buen novelista, solo que no me lo esperaba. Y el remache en esta nueva vía de expresión es haber obtenido el Premio Minotauro 2015 con Los que sueñan, un texto, una vez más, asombroso. Al ser una novela fantástica, se espera un mundo imaginario y probablemente imposible en la realidad. Pero no, precisamente trata de explicar lo que entendemos por realidad. No voy a destripar la novela, pero sí digo que es más que una mera narración, viene a ser como una especie de predicción, una apuesta, una teorización sobre hacia dónde vamos como especie. ¿Puede ser una novela sobre la evolución? Sí, lo de Darwin y todo eso, pero diría que entronca con el mismísimo Anaxágoras, un filósofo presocrático que es probablemente el profesor de más éxito de la historia, pues entre sus alumnos están Pericles, Arquelao, Tucídides, Demócrito, Eurípides y el propio Sócrates. Bien es verdad que muy pronto sus teorías fueron criticadas y rebatidas. Ya en el siglo XX, la mecánica cuántica parece darle la razón… y quitársela. Pero no hay miedo, no es una novela disuasoria para el lector; al contrario, es apasionante, y en su alucinante desarrollo nos encontramos con muchas preguntas, otras tantas hipótesis, una historia que nos atrapa y una capacidad imaginativa que, esta sí, no parece de este mundo. Y al fondo del todo está la gran filosofía que sigue preguntándose sobre el orden de aparición del huevo y la gallina. Hay humor; es más, diría que Los que sueñan está escrita desde la distancia que marca el humor, donde se habla con toda naturalidad de hechos que en la realidad cotidiana que manejamos resultarían inverosímiles. Para escribir un texto así, hay que cumplir una sola condición: ser Elio Quiroga… Aunque, según la propia novela, antes habría que establecer qué Elio Quiroga. No se la pierdan.

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