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Los ingleses son muy ingleses

El reciente acuerdo de los estados continentales de la UE con el primer ministro británico es lo que en lenguaje diplomático siempre se ha llamado Pantalon baissé, pero como por lo visto poco vale lo que no tenga sello británico, habrá que empezar a llamarlo Pants down. Y ya que Bruselas se ha quedado con los pantalones en los tobillos, esto me suena a dejá vu (perdón, I already saw it). Un conocido patricio insular solía decir que los ingleses son muy ingleses, cuando le corregían que Inglaterra era solo una parte del Reino Unido, y se extendía afirmando que Irlanda del Norte, Gales y, sobre todo Escocia, tenían sus equilibrios dentro del estado, pero cuando hablamos de política internacional quien manda es Londres, es decir, Inglaterra. Ambas cosas las hemos visto una y otra vez a lo largo de la historia, y por algo aquel imperio que hoy es la Commonwealth, aunque se llamaba Británico, cuando se personalizaba siempre eran los ingleses. Continuar leyendo «Los ingleses son muy ingleses»

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Pedro Lezcano y lo que queda por soñar

«… ¡Hay tantos sueños a la luz del día,
en esta tierra que amansó la espuma,
que no ha soñado nadie todavía…!»
(Pedro Lezcano. Muriendo dos a dos, 1947).
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Como cada año, el 21 de febrero se celebra el Día de las Letras Canarias, que desgraciadamente suele pasar de puntillas, no sé si porque está en manos de políticos que generalmente consideran la cultura una «María» (y la literatura sería entonces una «Mariquilla»), o porque forma parte de la desidia general de Canarias en lo relativo a la memoria de quienes trataron de construir una sociedad fuerte, dinámica y culta, justo lo contrario de lo que interesa generalmente a todos los poderes, que el poder no reside solo en las instituciones y en los políticos.
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Se van dos fuentes del mito

harper eco.JPGQue desaparezca un escritor que marca una época y un estilo siempre es triste; que se vayan dos de un golpe es tremendo. Han muerto el mismo día Harper Lee y Umberto Eco. Como todo lo humano, sus figuras se irán desvaneciendo con el tiempo, pero no así las obras que dieron lugar a mitos del siglo en que vivieron. Siempre nos quedará la figura ejemplar de Atticus Finch, el protagonista de la novela Matar un ruiseñor, la gran y casi única obra de Harper Lee, y que identificamos con la cara de niño bueno pero a la vez de hombre insobornable que dio en la pantalla Gregory Peck. Continuar leyendo «Se van dos fuentes del mito»