Nos queda la esperanza

Cuando Aristóteles dijo que el hombre es un animal político no quería decir exactamente lo que hoy comúnmente se entiende, pero estoy de acuerdo en esa bifurcación del significado, porque hacemos política hasta por omisión. Quienes se abstienen en votaciones u opiniones inciden por ausencia en las decisiones finales. De manera que, aunque alguien no se manifieste abiertamente, siempre se delata por sus comportamientos e incluso por sus silencios.

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Cuadro La Esperanza de Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898)

Si las conductas dejan traslucir el pensamiento, las posiciones son más evidentes cuando se realiza una actividad expresiva. El asunto se vuelve claro cuando se usa directamente con la lengua, sea hablada o escrita. Como decía Atahulapa Yupanqui, «cuando uno como Fierro /por ahí se larga opinando», queda retratado, y se granjeará aliados y enemigos. Ya sé que en una democracia no hay enemigos sino adversarios, pero eso por lo visto no ha valido hasta ahora en la España goyesca del garrotazo, donde ha regido una frase que, aunque evangélica, no comparto: «El que no está conmigo está contra mí». Todo envuelto en seda, sin que se note. Pero se nota y así nos ha ido. La consecuencia es la autocensura, porque no se trata de asegurarse un pesebre, sino de que no les amarguen la vida si el poder los etiqueta como enemigos. ¿Discrepantes, críticos o simplemente seguidores de un proyecto distinto? No. Enemigos, ese es el concepto, y para los enemigos la única receta es procurar su destrucción.
Espero que un día podamos empezar de una vez a vestir la «camisa blanca de la esperanza» del poeta Blas de Otero y se entienda que las opiniones diversas son las que fortalecen la verdadera democracia. Y esto nos concierne a todas las personas. Ojalá haya llegado el momento en que España sea la isla metafórica que soñó Pedro García Cabrera:

«Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas».

El silencio autoimpuesto como defensa no es libertad.

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