Mitos falsos

Con motivo del centenario de la publicación de La metamorfosis (1915) me vienen a la memoria los mitos mil veces repetidos sobre algunas figuras del arte, la música y la literatura que, aunque hay matices que pudieran acercarlos a ser creíbles, no se ajustan a la realidad. Hemos oído hasta el cansancio que Kafka no publicó en vida, que toda su obra es póstuma, que Van Gogh pintó unas pocas decenas de cuadros y que solo vendió uno a su hermano Teo; o que Rossini compuso toda su obra antes de los 25 años, y cuando consiguió una cumbre operística como El barbero de Sevilla, se retiró y no escribió una sola nota más. Como dicen contradiciéndose en el significado los rimbombantes voceros hispanoamericanos, todo eso es «falso de toda falsedad», aunque en este caso valdría con decir que no es verdad.

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Es cierto que los tres trabajos largos de Kafka, entre ellos El proceso, y otros escritos quedaron inéditos a su muerte, y luego viene toda esa historia legendaria de que su amigo Max Brod faltó a su palabra y los publicó. Es cierto lo último, pero antes de morir, Kafka había publicado mucho, en revistas, semanarios y en formato libro, cuentos, artículos, teatro y nada menos que la novela corta La metamorfosis, que vio la imprenta (1915), nueve años antes de su muerte (1924). Es decir, el mito de un Kafka absolutamente inédito es falso.
Con Van Gogh pasa lo mismo: pintó centenares de obras (en sus últimos dos años hay catalogadas más de 500), expuso en importantes exposiciones colectivas con críticas y apoyos de Artaud o de Tolousse-Lautrec, y hay documentadas ventas de cuadros suyos en vida, no muchos, pero desde luego más de uno. Tampoco es verdad que se cortara una oreja, solo le faltaba el lóbulo, no la oreja entera.
Rossini es otra muestra de los falsos mitos. Es verdad que compuso El barbero de Sevilla cuando tenía 25 años, pero después compuso muchas partituras, entre ellas 22 óperas, algunas tan importantes como Semiramide, Moisés en Egipto o Guillermo Tell, que esta sí que fue la última. Tenía 37 años, no 25. Por razones que se discuten, no compuso más, unos dicen que por su precaria salud, otros porque las condiciones políticas no lo permitieron, y aun otros que porque había hecho una gran fortuna y se dedicó a la buena vida; el caso es que murió casi 40 años después sin crear una mísera corchea más. En este asunto, Rossini sigue siendo un misterio, pero el mito tal cual circula por ahí es falso, como los dos mencionados y tantos otros que acaban tomando carta de naturaleza. Cuando se alude a Cervantes como «El manco de Lepanto», hay quienes creen que no tenía brazo, y así aparece incluso en algunas ilustraciones; tenía el brazo izquierdo inutilizado por una herida de guerra, y por esa causa puede llamársele manco. Aunque no le servía para nada, Cervantes siempre conservó el brazo izquierdo. Mito falso.

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