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Las imposibles «Lolitas» de hoy

Aunque con sordina, no ha pasado desapercibido el 60 aniversario de la publicación de la novela de Vladímir Nabokov Lolita, y entre lo poco que he visto me ha llamado la atención que el filósofo Manuel Cruz se pregunte si hoy se podría publicar una novela así. Para mí, las respuesta es tajante: NO. Y es posible que se publicara pero a quien la firmara lo harían pedacitos para toda la eternidad por inmoral. En realidad estamos como estábamos, solo que ahora todo se reviste de una pátina de hipocresía. Pensamos que los grados de libertad conseguidos van parejos con las fechas del calendario. Al contrario, contando con los poderes establecidos (hubo casi siempre censuras políticas y religiosas por parte de los organismos competentes), vieron la luz muchas obras que hoy generarían un escándalo tan terrible por políticamente incorrectas que posiblemente ninguna editorial osaría publicarlas, y quienes las firmaran serían perseguidos hasta las Puertas de Tannhäuser y más allá. Continuar leyendo «Las imposibles «Lolitas» de hoy»

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Carlos V y el Cinturón de Orión

«He visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión».
De la película Blade Runner, adaptada de una novela de Philip K. Dick.

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imagenorio.JPGEspaña es el país donde más se discute y menos se acuerda. Las posiciones de cada cual son las del principio, nadie cede un milímetro y así no hay manera de avanzar. Quien se muestra abierto a consensos en realidad lo que quiere es que los otros traguen punto por punto con lo que propone. Continuar leyendo «Carlos V y el Cinturón de Orión»

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El Pino y la memoria de los afectos

Para mí, la noche entre el 7 y el 8 de septiembre es el descubrimiento de lo incomprensible que es el paso de los seres humanos por un trozo de tiempo que ni siquiera sabemos definir. Vuelvo a la primera niñez; me veo de madrugada caminando hacia Teror, de la mano de mi padre; delante iba mi madre, entonces muy joven, primero con una niña en brazos y en otra ocasión posterior con los brazos caídos. Recuerdo la fe en sus ojos, que se volvían ríos de lágrimas cuando por fin, con el sol recién aparecido y entrando por las vidrieras de la basílica, conseguía tocar el trono que esperaba a la derecha del altar mayor. Yo había visto antes a la Virgen del Pino muy lejos, en su camarín, y en mi inocencia se me antojaba que había bajado para encontrarse con mi madre. Mis cavilaciones se volvieron certezas cuando mi madre me confirmó que, en efecto, La Virgen había bajado para hacerle a ella más corto el camino.

zzzzzzzzzzzzzzzzzz2014.JPG Continuar leyendo «El Pino y la memoria de los afectos»