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Cataluña sin resultados

imagen009.JPGLa RAE define la palabra resultado como efecto y consecuencia de un hecho. Después de las elecciones autonómicas catalanas, me atrevo a decir que no existe tal resultado, porque no resuelve el problema al carecer de efecto y consecuencia. Un plebiscito era una ley romana que proponía el Tribuno de la Plebe y contaba con el apoyo mayoriario de esta. En ese sentido, tampoco se ha producido un plebiscito, porque Artur Mas hizo de tribuno con su propuesta, pero no se cumplió la segunda parte, el apoyo mayoritario. Ah sí, en diputados, pero no en votos, y esa es una de las trampas que hace a la democracia el sistema D’Hont de contar votos y escaños. Continuar leyendo «Cataluña sin resultados»

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César Manrique y la literatura infantil y juvenil

Hace 23 años, la literatura infantil y juvenil escrita en Canarias era un desierto apenas interrumpido por un par de nombres pioneros. Los autores se retraían a la hora de entrar en el género, no sé si por las escasas posibilidades de publicación o porque en muchos casos tal vez pensaran que escribir para niños y jóvenes es hacer literatura menor, por mucho que les hablara de Andersen, los Hermanos Grimm o Mark Twain. Había que hacer una operación de choque que tuve la fortuna de coordinar. A partir de la creación de la Biblioteca Infantil Canaria, empezaron a surgir colecciones y finalmente se normalizó este sector de la literatura; hoy contamos con un corpus de varios cientos de títulos de todas las islas. Para un desembarco de esta envergadura, contamos con César Manrique, autor de los diseños de los libros dedicados a las tres franjas de edad que respondían a los nombres de Chinijo, Guayete y Galletón.

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El valor poliédrico de la jerarquía Católica

La Iglesia Católica es el aparato político más acomodaticio que se ha inventado, y aunque su poder temporal no supera el medio kilómetro cuadrado, su influencia da la vuelta al planeta siete veces y dieciséis siglos. Esto comenzó en el siglo IV, cuando Constantino proclamó que el Cristianismo era la religión oficial del imperio, y se empezó a mezclar religión con política. En el siglo VIII el Papa Esteban II pidió protección a Pipino el Breve, rey de los entonces poderosos francos y padre del todavía más poderoso Carlomagno. El Papa consagró a Pinino como emperador en la iglesia parisina de San Denis y a cambio consiguió el dominio político de Roma y territorios anexos. Desde entonces, los monarcas cristianos siempre buscaban la bendición papal, y a cambio La Iglesia tendría amplios privilegios en sus reinos. Continuar leyendo «El valor poliédrico de la jerarquía Católica»