¡Digan la verdad, carajo!
Los partidos y los nombres que concurren a las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo ya están lanzados en plena precampaña. Se han soltado el pelo y la lengua y se han convertido en el vendedor de ungüentos mágicos que salía en las novelitas del oeste de Silver Kane, en los enviados anunciadores del tiempo nuevo o en los predicadores del credo que ha dominado en los últimos años. Es tal el caudal de demagogia, verdades a medias, exageraciones, bravuconadas de parvulario y disparates, que va a ser difícil separar la paja del grano y encontrar un gramo de tierra seca entre tanto barro. La presidenta andaluza dice que ahora es más fuerte, porque por lo visto 47 es más que 47 (el mayor hito en las matemáticas desde lo del número Pi). Paulino Rivero culpa a Madrid de todo como si el gobierno de Canarias estuviera de libre oyente. La ministra Báñez ha venido a decir que Canarias ha sido la niña mimada del gobierno central, y hemos sabido que otros cargos del mismo partido han dicho lo mismo en otros lugares, con lo cual será verdad en un solo sitio, pero tampoco nos lo creeríamos por lo del barrizal. Se han soltado la lengua hasta los expresidentes de aquí y de allá, y ni lo comento porque me da la risa.
En Canarias no me cuenten milongas, porque me duelen los oídos de escuchar que tenemos más turismo que nunca. Ah, y que también ha entrado más dinero; pues alguien sabrá dónde está, porque el nivel de salarios es más bajo y el de desempleo más alto que hace cuatro años, y eso significa directamente pobreza. Así que, sigan ustedes con sus prédicas, su demagogia, sus iluminaciones, su crecepelo y diciendo la misma o distinta cosa en lugares diferentes según convenga. Pero, oigan, supongo que no pretenderán que sigamos tragando sapos, que somos sufridos pero no tontos. Y si quieren que los creamos, ¡digan la verdad, carajo!