Publicado el

El depredador del planeta

Desde que existen tribus dominantes, imperios, revoluciones y contrarrevoluciones, el poder -cualquier poder- ha tratado de perpetuarse a toda costa, y quienes han ocupado la zona más alta no han dudado en usar todos sus recursos para controlar a los sometidos, aunque incluyera la destrucción física de estos. Las pocas veces que se invirtieron los papeles, el resultado fue el mismo. Hace más de cinco mil años que la Humanidad empezó a dejar por escrito su devenir colectivo (antes hubo sistemas simbólicos de escritura más ritual que intelectual), y vemos que siempre se repite la misma historia: dominadores y dominados. Los únicos animales que agreden por sistema son los que han sido adiestrados para ello por el hombre, porque hasta la fiera más letal ataca siempre porque tiene hambre o porque se ha invadido el territorio que garantiza su supervivencia. Solo el ser humano destruye incluso a su propia especie por motivos de poder, sea una nación contra otra, una clase sobre otra, una pandilla urbana para mantener su extraño dominio de una zona o una persona sobre un semejante.
zzzmarquesina.JPGEl ser humano alcanza niveles de crueldad, violencia e insensibilidad como ningún otro, por lo que la conclusión es muy nítida: somos los depredadores más peligrosos del planeta. Por dinero -que es poder- dejamos que mueran enfermos con una cura posible, alentamos guerras que son un lucrativo negocio incluso después de acabadas y condenamos al hambre o la esclavitud a adultos y menores indefensos. A veces, el nivel de crueldad se maquina aunque de ello no se obtenga beneficio; el ejemplo de este último exponente terrorífico es poner apoyabrazos en los asientos de las paradas de transportes públicos; ¿para comodidad de los viajeros que esperan? No, para evitar que los sin techo puedan acostarse en los bancos cubiertos por una marquesina que los resguarde de la lluvia. Crueldad gratuita.

Publicado el

Un temporal de novelas

zzzz308_150137.JPGEl paso mes de noviembre hubo un temporal literatura en la isla, diluvió buena poesía, y antes de la entrada del invierno todavía llovían libros como los de Noel Olivares y José Félix Sáenz-Marrero. Con el cambio de estación, tiempo pareció calmarse, pero inmediatamente, volvió la literatura, aunque esta vez el aguacero es de narrativa. El año pasado también cayeron novelas en la primera parte del año, y siguen corriendo las barranqueras de carrera larga con las últimas de Juancho Armas Marcelo, Pablo Martín Carvajal, Elio Quiroga y José Luis Correa, o las ediciones digitales de ATTK (Rafael-José Díaz, Santiago Gil, Juan Ramón Tramunt y Correa de nuevo). Pero ahora arrecia la tormenta, porque tenemos en las librerías, con la tinta muy fresca, las más recientes novelas de Javier Hernández Velázquez (Los ojos del puente), Miguel Angel Sosa Machín (Los pies del cielo), Ramón Betancor (Colgados del suelo) y la irrupción en la narrativa de Jonás Meneses, que nos ofrece una novela con un título sugerente y enigmático a la vez (Salacot). No puedo recoger toda el agua porque llueve mucho y bien, pero sí puedo decir que son todos los que están, aunque hay más. No sabría decirles cuál de estas novelas les recomendaría en primer lugar porque todas me gustan y hay diversidad de temas y géneros, y sus autores, a pesar de escritores son amigos. Había otro… Espera… Uno que publicó el Premio Getafe de Novela Negra… Otro que dio el campanazo porque ganó el Dassiel Hammett… Otro que publicó una falsa novela norteamericana de antaño bajo el heterónimo M. A. West… Otro que acaba de publicar Las flores no sangran… ¡Ah, sí! Resulta que el autor de las cuatro últimas novelas es la misma persona, responde al nombre de Alexis Ravelo y va como un tiro. Hay donde escoger, verbo de difícil conjugación en este buffet de exquisiteces. La solución perfecta es leerlas todas, porque vienen más.

Publicado el

Las victorias del petróleo

La verdad es que cada día admiro más a los políticos por esa capacidad de disparatar sabiendo que los demás sabemos que disparatan. Paulino Rivero se lo apunta como una victoria, por lo que deduzco que los sacrificios que ha ofrecido a los dioses de Ucanca han hecho desaparecer los hidrocarburos. A ver, presidente, NO HABÍA PETRÓLEO. Las voces del Partido Popular, por su parte, desautorizan al Gobierno de Canarias y a los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura, y los acusa de malgastar dinero público en campañas. Unos y otros tratan de venderse como ganadores de no se sabe qué, porque este año hay citas electorales y -es una opinión personal- están ahuyentando a los electores, que luego votarán -si es que votan- lo que mejor les parezca, con lo que tendremos otra función de rasgado de vestiduras.
DSCN4335667777.JPGPorque aquí la culpa siempre es de otros: el gobierno central es insensible con Canarias (véase lo que pasa en transportes, sanidad, educación o asuntos sociales), y el gobierno de Canarias se golpea el pecho a lo Tarzán porque en 2014 se ha batido el récord de turistas y de gasto por visitante, y no ha movido un dedo para que esa bonanza se refleje en puestos de trabajo y calidad del empleo y los salarios (¡que hay un 33% de paro, presidente!). Así que, el culebrón que ya ha empezado se lo regalo, voy a hacer zapping mental. Creer, lo que se dice creer, ya no creo a nadie, porque hasta el Papa Francisco ha perdido un oportunidad para callarse cuando habló en Filipinas de los atentados de París.