Auschwitz, 70 años después

Cuando la mañana del 27 de enero de 1945, el 60º Ejército soviético atravesó el río Sola, en la región polaca de Cracovia, se encontró de bruces con el horror más brutal que mente humana llegó a maquinar. Junto a la pequeña localidad de Oswiecim, los nazis habían erigido uno de los símbolos de la ferocidad enloquecida: el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, que había sido construido como tal en 1940 y fue ampliado varias veces para dar cobertura de odio a Hungría, el sur de Polonia y la región de la alta Silesia.
zzzzzFoto102222222.JPGAl hablar de los campos nazis dedicados a lo que Himmler llamó «la solución final» se repiten los nombres de Treblinka, Dachau, Mathausen, Bergen-Belsen o Auschwitz, que al ser el primero de los grandes liberados (es un decir, porque apenas había 7.000 personas vivas del casi millón y medio que cruzaron su puerta) se ha convertido en el símbolo de la ignominia. Pero los nazis construyeron quince mil campos de diferentes tamaños y con distintas «especialidades». Su obsesión y su eficacia alrededor de la muerte da escalofríos, y la manera en que lograron extender el odio y el miedo nos muestra la vulnerabilidad del alma humana, pues muchos fueron los civiles de los países invadidos que, por convicción o por miedo, colaboraron en tan lúgubre empresa.
El panorama que el 27 de enero de 1945, hace hoy 70 años, vio el mariscal soviético Zhukov lo verían luego muchos mandos aliados, como en abril el general Patton y el propio Eisenhower en el campo de Ohrdruf, donde obligaron a la población civil a ver el horror que habían construido para vergüenza de nazis, colaboracionistas e indiferentes.
El Holocausto es la degradación máxima del género humano, pero por desgracia no aprendimos y el mundo se llenó de gulags, jemeres rojos, señores de la guerra aquí y allá. Muchos de los dirigentes que honrarán junto al río Sola a las víctimas del horror nazi tienen en sus manos evitar que genocidios actuales continúen. Si no es así, poco valdrán las coronas de flores que pondrán hoy en Auschwitz-Birkenau.

3 opiniones en “Auschwitz, 70 años después”

  1. El mal está implantado en el alma de los humanos.
    Sus maneras ostentosas y crueles nos dejan aturdidos.
    Pero las formas solapadas de la indiferencia, la colaboración y los intereses despreciables, medran bajo todo tipo de justificaciones; en una dilución de responsabilidades escandalosa.
    Son fuerzas que no remiten, están de plena actualidad…y siguen los colaboracionistas a distintos niveles.
    Su neutralización es un reto incesante.
    Saludos cordiales

  2. Aquella mañana, bajo el impasible sol, la puerta del infierno amaneció abandonada. Decenas de espectros la miraban desde dentro. Todos los demonios del odio, la crueldad, la vileza, el horror y la muerte habían huido, cubiertos de perpetuo asco. Ahora el silencio reinaba sobre aquella tierra fértil, rodeada de ríos y bosques, que anhelaba secretamente, como lo hacen las piedras y el barro, volver a ser el hogar de la vida.
    Ningún espectro se encaminó hacia la libertad que revoloteaba afuera, la esperanza sólo era humo residual sobre alguna fosa común, esperando a que el viento la dispersara.
    Ningún espectro notó que en el aire de la mañana flotaba una tensa espera, en un instante, tras el estupor del primer ser humano que asomara por aquella maldita puerta, se liberaría un deseo de llorar contenido durante más de seis años, y en aquel lugar exhalaría el suspiro de alivio de una multitud de almas que reposaba entre cenizas sobre aquella tierra fértil que anhelaba volver a ser el hogar de la vida.
    Yo no creo en la maldad como algo intrínseco, el hombre es un animal feroz con un débil germen de bondad y belleza en su interior, a veces brota y se desarrolla, otras veces se marchita. Todos sabemos distinguir entre bien y mal, es elección nuestra.
    Saludos.

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