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«Otoño poético»: el Oasis de Pepe Junco

La llegada del otoño ha sonado como el pistoletazo de salida de la poesía en Canarias, y en muy poco tiempo están llegando a las manos de los lectores poemarios con autoría isleña de mucho peso. Por ello creo que voy a declarar en este blog una especie de «otoño poético» porque no es frecuente que se dé cita tanta y tan buena poesía.
zzzzpepejunco1.JPGToca hoy comentar el libro Oasis, de José Miguel Junco Ezquerra, un autor que podríamos considerar ya un clásico, porque su voz, un poco de Guadiana al principio, suena desde los años setenta del siglo pasado, cuando la poesía, además de un hecho literario tenía muchas implicaciones sociales y políticas. Luego de un silencio editorial tal vez demasiado largo para un poeta de su empuje, comenzó a dejarnos un goteo de libros que ya es cascada, en el que ha desarrollado uno de los corpus poéticos más sólidos de nuestro espacio literario. Decir Pepe Junco es invocar la poesía de calidad, serena, esmerada y certera. Ningún tema le es ajeno, y su preocupación y ocupación poética abarca todas las preguntas íntimas y colectivas que asedian al ser humano. Poco a poco, como suele suceder con los poetas que comprometen su palabra más allá de la literatura, su obra se ha ido centrando en aspectos más sutiles y cercanos, como si ya le resultara reiterativo volver al grito, la denuncia y la reivindicación social.
zzzzpepejunco.JPGPor ello, en Oasis es como si nos comunicase que todo lo que no está en el libro ya lo ha dicho. Es verdad, y por ello esta vez se interna desde diversos caminos en uno de los motores del ser humano, el amor, ese amor que busca, que indaga y que a veces huye. Cuando habla del mar, del paisaje, del tiempo o de la distancia (la muerte apenas se atisba en este poemario), esa ruta poética desemboca inexcusablemente en el amor humano. De alguna manera es un recuento y una guía de memorias fugaces, que juntas conforman un poemario amoroso de enorme complejidad y a la vez de mensaje muy directo.
La forma es diversa, no se encaja en una manera de escribir, sino que Pepe Junco se suelta el pelo (como únicamente pueden hacerlo los que están de vuelta) con la absoluta libertad formal que solo dominan los que han recorrido todos los caminos. Por lo tanto, para resumir y que quede claro: estamos ante uno de los grandes libros de un gran poeta, toda una lección de literatura.

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Asqueado no, muy asqueado


La manipulación de la información y el tratamiento que se da de ella, poniendo el énfasis en lo que a cada uno le interesa para enaltecer o degradar, es tan habitual que nos empieza a parecer normal. Por eso, cuando nos dan una información casi siempre preguntamos el medio de procedencia, y así nos hacemos una composición de lugar. En cierto modo, nos estamos haciendo expertos en saber qué se quiere decir, valorando lo que se dice según de dónde provenga. Para eso hay que abrir el abanico y practicar la interpretación, porque al mismo tiempo veo que hay personas a las que estos mensajes manipulados o mutilados les hacen efecto, porque son adictos a un periódico, a una cadena de radio o televisión, y solo reciben información desde un solo punto de vista.
zzzz basssura.JPGEscribo estas líneas en pleno ataque de asco, que es lo que me produce el tratamiento de dos informaciones relevantes que han aparecido esta mañana. La primera es la esperada, anunciada y ya destripada encuesta de CIS sobre los resultados de unas elecciones generales si estas se celebrasen hoy. Con los mismos números en la mano, los grandes medios afines al gobierno (que son la mayoría) dan como ganador el PP y ponen a Podemos en tercera posición, cuando en esa misma encuesta se dice que la intención de voto mayoritaria es para la fuerza que lidera Pablo Iglesias. Dicen que es que hay que ponderar, valorar, interpretar las respuestas. Y es curioso que siempre lo hacen a favor de una posición, es decir, hay manipulación manifiesta. El otro gran motivo de asco es el tratamiento que le dan estos medios a la primera aparición pública de Teresa Romero, donde dejó muy claro que se había hecho una gestión política nefasta, pero esa parte se anula, y solo la pillas a la primera y en directo, porque luego desaparece. Y eso rebosa el vaso del asqueo que producen las declaraciones, actuaciones y contradicciones que se superponen para escabullirse del pringue de la corrupción. Se ha evidenciado que todos los sabían y no solo no hicieron nada, sino que continuaron saqueando, ocultando y en cierto modo justificando el latrocinio institucionalizado. Si yo fuese Teresa Romero trataría de blindarme, porque estoy convencido de que ya hay gente trabajando para desprestigiarla. Ya en una tertulia de TV1 casi le han echado en cara el dineral que ha costado su recuperación, pero nadie ha dicho que los tratamientos a los misioneros lamentablemente fallecidos también tuvieron un coste similar, aumentado por las operaciones de rescate. Los misioneros fueron unos héroes y a Teresa empezaron llamándola mentirosa, insinuaron que era una frívola porque fue a la peluquería y ahora vaya usted a saber qué estarán tramando. Porque estos no paran. Ah, y Pablo Iglesias que se prepare, porque le van a sacar hasta el caramelo que le rechupetó a un compañero del parvulario.

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La ejemplaridad y la justicia

Con motivo de los casos de corrupción y especialmente por el ruido mediático -casi siempre desde voces incompetentes- que está levantando la orden de ingreso en prisión de Isabel Pantoja, se está usando alegremente el concepto ejemplaridad. Se dice que la cantante debe recibir un castigo ejemplar, una especie de aviso a navegantes, cosa que tendría lógica -aunque seguiría siendo discutible- si ese criterio fuese general, y no se dieran situaciones inversas como que Matas ya tenga un tercer grado sui generis o que Blesa siga en su casa mientras otros con imputaciones menos gravosas estén en prisión preventiva sin fianza.
imagen6njk.JPGLa justicia ha de ser ejemplar en la misma medida en que debe serlo todo en la vida; es decir, que sea correcta, igualitaria y transparente. Invocar la ejemplaridad como escarmiento se salta todas las bases de una justicia ponderada y lo más equivalente posible al delito. Lo ejemplarizante recuerda a lo que hacían los caudillos conquistadores tipo Alejandro Magno o Gengis Khan, cuando entraban en una ciudad y pasaban a cuchillo a unos cuantos para atemorizar al resto. Eso no es justicia. Si Isabel Pantoja, Blesa o el lucero del alba cometen un delito, se les hace un juicio y se les condena en razón de las leyes vigentes, ni más ni menos. Si alguien ha delinquido debe responder, pero imponerle un castigo más duro para avisar a la gente (a veces para justificar unas políticas muy truculentas) no es justo. Sobre la cantante pesa una sentencia después de un proceso regular y estandarizado; en una sociedad democrática debe cumplirla, sin más. Ejemplarizar equivale a escarmentar en cabeza ajena, una especie de imperio del terror para controlar a las masas, como las ejecuciones medievales en la plaza pública, colocando después la cabeza del reo en una picota en las puertas de las ciudades para que quedara claro qué le pasaría a cualquiera que hiciera lo mismo que el condenado. Isabel Pantoja, como todos, no debe estar por encima ni por debajo de la ley, hablar de sentencia ejemplar es tanto como poner en solfa el Estado de Derecho. Hablamos de justicia no de escarmiento.