El vasallaje y la picota

imjuh7agen.JPGEstos día me he visto traladado a muchos siglos atrás, con el vasallaje que se rindió a una difunta poderosa, cuyo velatorio fue vergozosamente retransmitido durante horas por la televisión pública. Era la representación de besar la bota que te pisotea. Por otra parte, he visto cómo la gente (periodistas incluso y en directo) exigen saber cómo va a pasar en la cárcel cada minuto Isabel Pantoja, y me ha horrorizado ver que la gente se hacía fotos-souvenir con la cárcel en la que está recluida al fondo. Es la versión digital de la picota.
Aunque la picota viene de muy antiguo como soporte de la exhibición de los ejecutados para ejemplo y escarmiento de habitantes y transeúntes (los crucificados de la guerra de Espartaco), luego tomó un cariz más de burla y humillación a los reos, que eran atados, no como advertencia, sino para diversión del pueblo, que los escarnecía burlándose de ellos, espolovoreándolos con harina o escupiéndolos. El soporte físico era una columna (se conservan algunas) que estaba en las plazas de las poblaciones o a la entrada de las misma para atar a ellas a los «robagallinas» y a las mujeres «de moral distraída». Todo esto se fue suprimiendo en Europa y América a partir de las revoluciones burguesas del siglo XVIII, aunque en la América profunda y calvinista la costumbre de marcar a las mujeres adúlteras con una letra escarlata perduró hasta mucho después de la independencia. A un condenado se le administra su pena y luego es un ciudadano más, y es el Estado el que lo hace en los centro penitenciarios. Y ahí termina el castigo, sin picota ni escarnio. Lo que estamos viendo en los últimos días con Isabel Pantoja nos hace retroceder muchos siglos, y es muy alarmante que este sentimiento de humillación al reo se alimente desde medios de comunicación supuestamente del siglo XXI.

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