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Fútbol sí pero no

imagen1.JPGEl fútbol fue inventado por los magnates ingleses para las masas, hartos de que el populacho se inmiscuyera en los refinados juegos de pelota con que las clases altas se divertían en los clubs de campo. Wimbledom no estaba hecho para obreros. Los asalariados no tenían la delicadeza y la pericia necesarias para jugar al badmington, al polo o al tenis, juegos que utilizaban las manos. A los de abajo había que inventarles algo que se jugase a la patada. Juanito Rodríguez Doreste decía que el Primer Ministro británico debió encargar un estudio a alguna comisión de expertos pelotaris que por fin dieron con la solución: ¡eureka, el fútbol!. Y como los ingleses eran en la práctica dueños de medio mundo, llevaron el nuevo deporte a todas sus colonias y a los países que, sin pertenecerles oficialmente, dominaban por el mercado. No cuajó en La India ni en Africa Oriental, pero sí que aprendieron enseguida a dar patadas a un cuero en el Río de La Plata, en Río de Janeiro y, por supuesto, en todos los ríos de Europa. Ahora resulta que explotando el espíritu ancestral y a veces artificial de tribu, para muchos grupos humanos, incluso naciones, un equipo de fútbol es su seña de identidad, aunque sea un invento inglés, esté repleto de foráneos y finalmente todos los equipo de fútbol sean lo mismo: un grupo de jóvenes (a veces inmoralmente multimillonarios, que esa es otra) dando patadas a un balón. Por eso siempre digo que me gusta el fútbol bien jugado desde el minuto uno hasta el noventa, y aborrezco todo lo demás que hay alrededor: publicidad, dinero, política… Cualquier cosa menos deporte.

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Oportunidades perdidas, vamos sin conductor

Se puede pasar por el liderazgo de una sociedad y hasta tener letras un poco mayores que la media en los libros de historia si el momento en que se ocupa un puesto dirigente es de opulencia o al menos sin demasiados escollos. De esa manera, sabemos de docenas de reyes, presidentes, alcaldes y alcaldesas que hasta tienen plazas y estatuas porque condujeron un vehículo que iba medianamente bien y nada pasó porque fueron capaces de no dar volantazos. También es cierto que en estas etapas de cierta tranquilidad seguramente hubo figuras de gran valía que, precisamente porque no eran tiempos demasiado difíciles, no tuvieron la oportunidad de demostrar su carácter y su talento político en situaciones en las que hay que dar la talla. zzzl liderasgoa foto.JPGJulio César puso la semilla de un imperio y una civilización capeando muchos temporales, Churchill aguantó en solitario el pulso a Hitler cuando Francia desapareció y las dos grandes potencias aun estaban fuera de la guerra. Y lo hizo con talento, transmitiendo su fuerza moral a todos los británicos y enviando así un mensaje a las naciones que habían sido arrasadas por los alemanes. Por eso es una figura de gigantescas proporciones. La historia le dio la oportunidad y estuvo a la altura. Podríamos decir lo mismo de Indhira Gandhi, Nelson Mandela, Benazir Butto y otras figuras que se ganaron a pulso su lugar en la historia.
Salvo que ocurra algo importante que me haga cambiar de opinión en los próximos diez minutos, estoy convencido de que en esta generación de dirigentes no hemos tenido suerte. El siglo XXI ha dado muchas oportunidades para que se manifestara el temple, el liderazgo moral y el talento político de quienes estuvieran en los lugares de decisión. Nadie, ni una sola persona a ningún nivel ha sabido aprovechar esa oportunidad única que suele dar la historia, no se vislumbra en el paisaje una figura referencial. Nadie, un desierto. Está claro que los mejores no están en política, y no es solo que la dirigencia carezca de esas virtudes que suelen ser un don, es que en este tiempo abunda especialmente la estulticia. Repasen si no, y en los distintos estadios no hay siquiera un Adolfo Suárez, que con todos sus errores y sus carencias tenía un plan para un estado y trató de sacarlo adelante, o un Juan Rodríguez Doreste, que le dio impulso y alma a la ciudad. Ni siquiera eso. Obama, Merkel, Rajoy, Mas, Rivero, todos, han tenido ocasión de ser grandes pero no tienen ese don; por eso vemos solo mediocridad, torpeza, intereses, vanidades de parvulario y confusión. Cuando ocurre esto, se instala el miedo del que las alimañas sacan rendimiento.

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El mundo no empezó ayer

Con tanta tecnología, la gente menor de cierta edad cree que la civilización ha empezado con ellos. Es más, muchos creen que la inventaron ellos, y miran a las generaciones mayores con cara de pena porque suponen que en épocas anteriores a ellos éramos unos cavernícolas que casi no conocíamos la rueda o el fuego. Circula por ahí una especie de chiste en el que un joven se chuleaba frente a un hombre entrado en años, con una arrogancia que parecía que todo lo había inventado él.
-¿Qué hacían ustedes en un mundo tan aburrido, sin satétites artificiales, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos?
-Pues te lo diré -le contestó el que peinaba canas-: como solo existía la nada (bueno, ya había neveras) y nos aburríamos mucho, nos dedicamos a investigar, y así es como hoy tú tienes acceso a satélites, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos. Eso es obra nuestra, no tuya, aunque cometimos un gran fallo.
-¿Cuál? -quiso saber el muchacho.
-Se nos olvidó investigar cómo evitar que haya soplagaitas.
La muestra de que muchas cosas que parecen nuevas existían desde hace muchísimos años son los famosos selfies. Es la gran novedad en los últimos meses, y consiste en hacerse una autofoto con un teléfono móvil, bien sea en solitario o en grupo. La gracia consiste en que el que pulsa el obturador de la cámara también sale en la foto. Resulta que eso se ha hecho siempre usando varias técnicas, pues se podía utilizar un cable y pulsar a distancia o bien programar un temporizador (mecánico, no informático); así, el que pulsaba corría, y cuando la cámara disparaba él también estaba en el grupo. En resumidas cuentas: el mundo no empezó ayer.

zzzzzselfie.JPG(Hay un selfie que se realizó en 1920 en Nueva York, por cinco fotógrafos de la empresa Byron. En la ilustración del post -tomada de Tribuna Global– se ve, a la izquierda, a los fotógrafos haciendo la foto, y a la derecha el resultado. Este pasa por ser el primero que se conoce, aunque hay quien afirma que se hicieron selfies desde el principio de los daguerrotipos, a mediados del siglo XIX).

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