Publicado el

Las lecciones de un triste día en Chile

No conviene olvidar las lecciones que nos da la historia, y el 11 de septiembre de 1973 las personas de buena voluntad recibimos varias del golpe de estado que asesinó la democracia en el Chile experimental de la Unidad Popular que incomodaba tanto a Richard Nixon. Aparte de comprobar una vez más que un traidor vale por mil valientes, como dijo el poeta y cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, la gran lección la recibimos de un pueblo que nunca perdió la esperanza, a pesar del terror implantado por los sátrapas y acallar voces tan poderosas como las de Pablo Neruda y Víctor Jara, de un pueblo que se hizo hombre y que es un monumento eterno a la coherencia política y vital: Salvador Allende. Su último discurso a las 09:10 de la mañana desde el Palacio de la Moneda en pleno asalto de los golpistas y a través de la luego silenciada Radio Magallanes llama al valor, anuncia el sufrimiento y predica la esperanza:
zDSCN4308.JPG«Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor».
Y lo más aleccionador de este discurso es que Salvador Allende lo firmó con su vida como aval para la historia. Y esa lección es la que hoy trato de recordar en tiempos en los que, en política, escasean los espíritus grandes, luminosos, coherentes, leales y generosos.

Publicado el

Educación, único puente hacia el futuro

Señora ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad:
Dice usted estar preocupada porque la ley vigente contra la violencia de género no está dando los resultados esperados. Comparto su preocupación, porque da escalofríos ver cómo siguen subiendo las cifras de las mujeres asesinadas, asunto que, con ser desde luego el más terrible, es solo una parte del problema, que no es otro que el machismo galopante que, lejos de ceder, parece incrementarse en los últimos tiempos. Ahora bien; si piensa que el problema puede resolverse redactando una nueva ley o reformando la actual creo que está en un error clamoroso, sobre todo cuando su departamento ha disminuido recursos destinados a proteger a las mujeres amenazadas, y el fiscal general del Estado, que es legalmente el impulso jurídico del Gobierno, no pone demasiado empeño en exigir del poder judicial unificación de criterios y vigilancia de los vicios machistas que a menudo vemos en la judicatura, por muchas leyes nuevas que se redacten.
zzzpuentesssss.JPGPor otra parte, su compañero de gobierno, el ministro Wert, después de saquear económica, ideológica y socialmente la educación, se permite decir que «todavía» sobran 20.000 profesores. Si al mismo tiempo hablan ustedes de regeneración democrática, les recuerdo que la bandera de las grandes figuras que buscaban la regeneración democrática en los siglos XIX y XX (Concepción Arenal, Larra, Mariana de Pineda, Giner de los Ríos, Galdós, Joaquín Costa, Unamuno, Ortega, Madariaga, María Zambrano, El padre Manjón, García Lorca, Casona, Margarita Comas, Rosa Sensat…) era la instrucción pública, la educación. Y si su gobierno no trata de destruirla, lo disimula muy bien.
En definitiva, señora ministra, la mentalidad brutal y celtibérica de este país solo cambiará si se regenera desde la EDUCACIÓN en sentido amplio, poniendo coto a tanta estulticia, cerrando las puertas a la ignorancia programada que ataca por todas partes. Hay que crear una regeneración de los valores éticos, humanos y no divinos. Pero mientras nuestra juventud (hay dos millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan) siga soñando con ser futbolista, miss o novia de torero, seguirá habiendo machismo. La violencia es siempre consecuencia de la ignorancia y la falta de valores. Y el gobierno al que usted pertenece, especialmente el mencionado ministro Wert, el señor Gallardón y usted misma, sigue empujando en sentido contrario. Si lo hacen por ineptitud, es muy grave; si es por decisión política e ideológica, entonces hablamos de irresponsabilidad social, histórica y humana (como diría el castizo, «lo que viene siendo dinamitar un país»).
Señora ministra, quedo por completo a su disposición, porque la educación es el único puente posible hacia el futuro. Buena suerte.

Publicado el

Reivindicación de la política

Me alarmo cada vez que escucho renegar de la política. Hay dos formas a cual más inquietante: la primera es cuando alguien trata de escabullirse y proclama que es «apolítico»; la segunda cuando se repudia directamente la política como si fuese una plaga bíblica. Las dos conducen indefectiblemente a desentenderse de las cosas públicas, de lo que se aprovechan los que se sostienen en la dejadez colectiva para ejercer su tiranía, que siempre es proporcional al grado de desidia comunal.
Los primeros, los «apolíticos», son en realidad unos cobardes que no se comprometen por miedo a perder privilegios que creen tener o por no hipotecar futuras posibles prebendas; en realidad son los que siempre se arriman al sol que más calienta y, como decía Groucho Marx «estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». Les va muy bien la democracia o la dictadura, porque son como insectos que sobreviven en cualquier medio.
zzzzzzFoto0879.JPGLos que abominan de la política y los políticos tampoco ayudan, porque no dan una alternativa a la supresión que propugnan. Habría que recordarles que, según la RAE, la política trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas. Es decir, la sociedad ha de organizarse y alguien tendrá que coordinar y marcar la pautas; en democracia, esas personas son elegidas por el pueblo, se supone que después de valorar diversas opciones. ¿Existen otras formas de hacer política? Por supuesto que sí, muchas, pero siempre ha de haber alguna. O eso o el caos. Porque, claro, una sociedad es un engranaje muy complejo que necesita personas e ideas: política. Y a ambos habría que aplicarles el conocido texto de Bertol Brecht en el que dice que de su actitud temerosa o negligente nacen todas las degradaciones, los abandonos, la corrupción.
Por eso yo reinvindico la política, y denuncio que los problemas de nuestra sociedad provienen precisamente de que en Canarias y en toda España (y diría que en Europa) hace unos años que no existe la política. Si existiera, la sociedad funcionaría de acuerdo a las constituciones democráticas, no según las conveniencias de las entidades económicas. En realidad, es que no hacen política ni los gobiernos, que se limitan a seguir los dictados de las grandes corporaciones. Por eso, ni soy apolítico ni abomino de la política; al contrario, hoy más que nunca es necesaria la política, pero la de verdad, la que repercute en el servicio a la ciudadanía, porque hacerse un selfie en una distante feria de turismo, irse de romería a Teror o acudir a un partido de la UD Las Palmas no es política.