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Mucho cuidado con los libros


Hay libros y libros, y la influencia de algunos en la Humanidad da vértigo. Libros como La Divina Comedia o El Quijote hacen cambiar la percepción del mundo, pero queda en eso, percepciones. Los libros que verdaderamente originan cambios profundos son los que determinan hasta los más mínimos comportamientos humanos, y son la mecha que durante siglos va excavando en las personas y los pueblos. zzzincunables[1].jpgEl judaísmo se sostiene en la Biblia hebrea, con otros libros adicionales como La Torá y El Talmud; el cristianismo en esa misma Biblia reciclada y aumentada con Los Evangelios, las Cartas, Los Hechos de los Apóstoles y El Apocalipsis; los musulmanes tienen como base El Corán, y así cada religión, sean El Libro del Tao, Los Vedas, El libro de los muertos o el Zend Avesta de Zatatustra (el zoroastrimo conserva más de un millón de seguidores en todo el mundo). Es asombroso cómo las distintas congregaciones que ahora surgen como esporas (son tiempos confusos, Sancho) tienen «El libro», y ahí están todas las respuestas, por supuesto, según el entendimiento de un lama, un chamán, un gurú, un obispo, un imán, un sumo sacerdote o un rabino. Y los libros son tan importantes que la Humanidad atraviesa el río del tiempo flotando sobre un libro. Se me dirá que sólo son los creyentes en la transcendencia quienes siguen esos libros. No sólo ellos, y ahí están El Capital de Marx o el Mein Kampf de Hitler, y son venerados como libros sagrados por sus seguidores los escritos por Escrivá de Balaguer, el Ché Guevara o cualquiera que convenza a un grupo de que es raeliano, de que ha hablado con alienígenas o que conoce la fecha del fin del mundo. Y hay que tener mucho cuidado con los libros que contienen ideas tenidas por verdades absolutas.

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Nuevas normas de escritura ahorrativa

Como la electricidad es un elemento fundamental en nuestra vida diaria y ya es casi un artículo de lujo, nos llegan consejos para gastar menos: usar bombillas de bajo consumo, apagar la vitrocerámica a mitad de tiempo y dejar que el café salga con el calor sobrante, no encender la plancha para una sola pieza, no meter productos calientes en la nevera y abrirla lo menos posible… Muchos consejos, pero no nos damos cuenta de que los que tenemos el vicio de escribir tacleamos durante horas, y así gastamos electricidad, porque lo del bolígrafo está cayendo en desuso. Esto quiere decir que, si tecleamos menos pulsaciones tardaremos menos tiempo y apagaremos antes el ordenador. Podríamos incorporar algunas normas nuevas para ahorra tiempo y de paso energía:
xxxFoto0804.JPG1.- Anular las haches, como no se pronuncian…
2.- Prescindir de los artículos, las preposiciones y las conjunciones.
3.- Asignar a los nombres propios una sigla para no repetir (LD Londres, JOM José Manuel, JUM Juan Manuel…)
4.- Sustituir por signos o letras expresiones más largas (bs besos, abz abrazos).
Y algunos otros métodos ahorrativos. Costará trabajo entenderlo al principio, pero luego irá como la seda y bajará la factura. Los pioneros han sido los sms, y en el futuro la lingüística tendra una nueva rama de especialización: las contracciones. Incluso creo que podamos llegar a comunicarnos por graznidos, como lo cuervos. Ese es el futuro que, entre unas cosas y otras, espera a la cultura.
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(La foto… Ah sí, la foto, se trata de … ¿Ven? Hacen falta nuevos especialistas)

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Los más de cuarenta ladrones de Alí Babá

Foto0826.jpgPor simplificar, diré que la RAE dice que la ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana, porque si nos metemos en harina podríamos estar un ratito largo y finalmente habría que llamar a Rubén Benítez Florido para que nos delimite todos los aspectos que se han desarrollado durante milenios de pensamiento. Pero volviendo a la definición de la RAE, que es como la fugaz proyección de muchos siglos de comportamiento humano, habrá que convenir que estamos en el apogeo de una ópera bufa que en lugar de risa da asco. Nos hablan de una sacrosanta Constitución que se pasan por el arco del triunfo artículo por artículo, y se muestran como representantes del interés colectivo. Mientras tanto, tratan de vender a una Caja de Ahorros una colección de pinturas que los técnicos valoran en 3 millones en 54. Sí, sí, han leído bien, cincuenta y cuatro, con todas las letras. Esta vez no coló, pero hemos perdido la cuenta de las maniobras similiares que sí han colado. Y estos, otros y los de más allá, siguen ahí, dando lecciones de ética, culpabilizando a las víctimas (nosotros) de sus desmadres, sin guardar la más mínima línea estética, como si las leyes no fueran con ellos. Los jueces que tratan de poner orden acaban en el banquillo de los acusados, hay fiscales que se comportan como abogados defensores de los corruptos, que son cogidos en contradicciones y mentiras monumentales y a nadie se le cae la cara de vergüenza. Ya conocemos a Alí Babá, pero cuento los ladrones y me salen más de cuarenta.