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Con la muerte no se juega


Impresionado todavía por la magnitud del accidente ferroviario en Galicia, me cabrean los comentarios, las insinuaciones y los jucios paralelos que empiezan a circular. En cuanto a las causas, es obvio que solo hay tres posibilidades: atentado, fallo mecánico o error humano. Descartado el primero, se abre un abanico, porque como es evidente que el desencadenante final fue que duplicaba la velocidad permitida, caben varias opciones para determinar la razón por la que iba tan rápido: imprudencia del maquinista, fallo del sistema de frenado, despiste en los operarios que el mismo día había revisado el tren… Todo eso está por determinar por quienes tienen ese cometido, y mientras tanto no se puede juzgar a nadie a la ligera, cosa a la que en este país somos tan propensos.
zzzzzzFoto0094.JPGY después tampoco, porque para juzgar estas cosas los estados democráticos tienen un sistema judicial, que en este caso se apoyará en los datos técnicos que aporten los investigadores. Me da escalofríos cuando escucho decir que a tal o cual reo hay que aplicarle un castigo ejemplarizante; no, hay que aplicarle la ley, sin más. Ejemplarizantes eran las hogueras de la Inquisición, que quemaban en público a los contenados para que la gente viese a lo que se exponía. Todo delito, por terrible que sea, tiene una sanción en el código penal, y esta no es ejemplo de nada, y menos cuando se supone que se trata de rehabilitar al condenado.
También estoy viendo venir a los charlatanes, agoreros y manipuladores de lo irracional, que empezarán a sumar los números de la fecha del accidente, que dirán que la Luna aparecía rojiza días atrás o que la constelación de las Perseidas estaba a no sé cuantos grados sobre el horizonte. Se amparan en que el accidente ha ocurrido en Santiago de Compostela (Campus Stelae o Campo de la Estrella) la víspera de Santiago, y encontrarán signos en la hora de desastre y hasta en el segundo apellido de la suegra del ingeniero que diseñó el tren. Todo mentira, ha sido una desgracia, y las razones del destino de cada uno están fuera del control de cualquier charlatán. Ha sido un gran desgracia, y solo cabe la solidaridad y el apoyo, y el que quiera jugar con estupideces esotéricas que alquile una película de zombis, porque con los muertos de verdad no se juega, solo cabe el mayor respeto para ellos y para el dolor de sus familias.

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Viejo o muerto

zzzzzzFoto0655.JPGEs cierto que ya no sabemos lo que comemos, pero cada día la esperanza de vida es mayor, seguramente porque los humanos también sabemos adaptarnos al medio para sobrevivir. Eso quiere decir que cada vez hay más ancianos, viejos o personas mayores; sea cual sea el eufemismo que usemos, lo cierto es que todos estamos abocados a acabar fuera de circulación, en una nueva sociedad en la que el esquema familiar no es menos afectivo sino diferente, porque la estructura convivencial es otra. Eso quiere decir que tenemos que planificar el futuro en función de esta nueva perspectiva, porque los ancianos que no pueden valerse por sí mismos, o simplemente que están solos, necesitan el apoyo social. En una sociedad de hijos únicos, o como mucho dos hermanos, dedicarse al cuidado de los mayores es romper la vida de los hijos, vestir a un santo para desvestir a otro. Hay que buscar soluciones, y no olvidemos que la vejez llegará para casi todos. O viejo o muerto, no hay más futuro.

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Tópicos

zzzFoto0658.JPGDicen ahora que Bill Clinton quería correr los Sanfermines con un clavel reventón entre los dientes antes de que el corazón empezara a fallarle. Y es que siempre se cae en los tópicos, y es seguro que en Australia vive gente, además de canguros, y en Venecia no todo el mundo es gondolero. Para los americanos, España es flamenco, toros y Sanfermines, todo de un golpe, porque esa es la imagen falsa que fabricó Ernest Hemingway, para quien España era una plaza de toros a la que se entraba corriendo delante de los toros por la calle de La Estafeta. Por eso, los norteamericanos nos imaginan siempre vestidos de toreros, bailando flamenco y en Iruña (Pamplona). Para nosotros, eso no cuadra, pero es que los yanquis son incapaces de imaginarse España sin Hemingway tomando vino con una bota en un tendido al sol y con el pañuelo rojo pamplonica al cuello. Para ellos España es Hemingway, un tipo que estuvo muchas veces en España pero que nunca se enteró. Clinton no fue a los Sanfermines y a Hemingway se le ve poco por Pamplona últimamente.