Son muy conocidos los nombres y la obra de figuras tan relevantes en la música latinoamericana (y la música en general) como Yupanqui, Guaraní, Cafrune, Víctor Jara, Violeta y Angel Parra, Viglietti, Zitarrosa… Pero hay dos nombres que son el eje de todo este gran movimiento, que fue a la vez musical, poético, político y sociológico que cambió la manera en que el mundo miraba a todo un continente. Me refiero al argentino Ariel Ramírez y al chileno Luis Advis. El primero es el autor de la Misa Criolla, una pieza fundamental en este movimiento, y de canciones inolvidables como Alfonsina y el mar, y habrá tiempo de hablar de él.
Por su parte, Luis Advis fue poeta, filósofo y compositor, y es un gran desconocido porque no subía a los escenarios, sólo escribía y componía, que no es poco. Advis tiene una obra copiosa que ha influido en toda la música popular hispánica, pero sobre todo es el autor de una de las piezas más grandiosas y estremecedoras que se hayan escrito nunca en este género: La Cantata de Santa María de Iquique. Esta magna creación fue estrenada en Santiago de Chile en julio de 1970 por el grupo Quilapayún, y por mucho que la oigas siempre llega a lo más profundo, como una sinfonía de Beethoven o una polonesa de Chopin. Es una obra que tiene partes cantadas y recitadas, y narra el asesinato de miles de mineros del salitre en la escuela de Santa María de Iquique, al norte de Chile, en diciembre de 1907.
Los sucesivos gobierno chilenos han mirado siempre para otro lado, y las cifras de mineros indefensos ametrallados por las tropas del general Roberto Silva Renard, con órdenes del presidente Jorge Montt (los nombres de los canallas deben ser recordados) pueden andar cercanas a las cuatro mil personas. Fueron enterradas de cualquier manera, y se tardó cien años hasta que la presidenta Bachelet les dio digna sepultura en un monumento que recuerda la terrible matanza. Luis Advis era natural de la zona de Iquique y conocía la terrible historia, aunque no constaba en los libros. Supo captar el dolor y la impotencia que se fue transmitiendo de forma oral hasta que él logró meterlos en una obra maestra. A partir de entonces, ya nada fue igual en la música popular y en la historia de Chile y de Latinoamérica, y por eso Advis es un olvidado inolvidable. La tiranía siempre se impuso con la violencia protegida: Zapata, Monseñor Romero, Camilo Torres, Ignacio Ellacuría, Las Hermanas Mirabal. Lo ocurrido en la escuela de Santa María de Iquique es un aviso a navegantes un siglo después, cuando el dinero es más que nunca el gran tirano. Por eso todos le debemos algo a Luis Advis.
Un comentario en “Luis Advis, el olvidado inolvidable”
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