El nuevo fundamentalismo

zzzxxDSCN4022.JPGLo que está sucediendo en este país no es preocupante, es alarmante. La única diferencia con la ola de fundamentalismo que arrasa Irán, Irak, Africa Occidental, Arabia Saudí o Estados Unidos es que aquí todavía queda un resquicio para denunciarlo, aunque al paso que vamos no sé por cuanto tiempo. De repente, las fuerzas conservadoras (es una tibieza llamarlas así, mejor sería decir reaccionarias) se han echado la camisa por fuera y atacan en tromba, como los equipos de fútbol que intentan impedir que el otro arme juego, y lo hacen de forma marrullera, dando leña, tirando en fuera de juego y con el árbitro a favor. No voy a describir con detalle (nos salta a la cara) el panorama social, laboral, educativo, cultural y de toda índole que se ha ido generando paso a paso en los últimos años. Pero es desolador, y el que no quiera verlo es porque está ciego o enganchado a la teta dominante, porque gobiernan poderes que nadie ha elegido, con la connivencia de aquellos a los que hemos votado para que defiendan el interés general. La precaria democracia que armamos hace treinta años se ha ido diluyendo y todos los avances que habíamos ido arañando se han volatilizado. Vivimos bajo el fundamentalismo del dinero y las grandes corporaciones. Esta es la única verdad y lo demás es verborrea interesada.

Un comentario en “El nuevo fundamentalismo”

  1. No es un golpe de estado porque es transnacional; es un golpe de sistema. Los ricos han dicho: «Basta ya de estado de bienestar, derechos civiles y demás tonterías. Volvamos a lo que siempre ha sido lo normal: nosotros arriba y la plebe a nuestro servicio».
    Lo malo es que cada vez tengo más claro que para evitar que ese plan se consume, estamos abocados a la violencia…

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