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Carnaval tempranero

zzz678tartas.JPGSiempre se habla de febrerillo el loco, pero yo no recuerdo un febrero tan loco como este, donde se han reunido la resaca de Navidad, las rebajas que con la crisis no sabemos ni qué son y que antes eran una fiesta nacional, y por si fuera poco, los carnavales, que este año vienen más temprano que nunca. La fiesta más carnal, sensual y mundana está regida por el calendario católico, ya que ha de celebrarse inmediatamente antes de que empiece la Cuaresma. Muchos se preguntan por qué los carnavales caen siempre en fecha distinta, y es que hay que contar cuarenta días antes del Domingo de Resurrección para encontrar el Miércoles de Ceniza, y un día antes el Martes de Carnaval, despedida de los goces del mundo antes del recogimiento cuaresmal. Y es que estas fiestas se rigen por el calendario lunar, no en vano el Viernes Santo siempre es Luna llena. Hay quien cree que el Miércoles se llama de Ceniza porque amanece hecho polvo del mogollón del Martes de Carnaval. Y no es así, es porque… Lo dejamos, la culpa es de febrerillo el loco.

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Abdicaciones y mentiras


A raíz de la abdicación de la Reina Beatriz de Holanda en su hijo, se ha comparado la monarquía holandesa con la española, puesto que la reina tiene la misma edad que don Juan Carlos (75 años) y ambos príncipes herederos también son coetáneos (45 años). Se dice que en Holanda hay tradición de abdicar cuando las reinas (han sido tres mujeres sucesivamente) pasaban la barrera de los 70 años, y así ha sucedido con las reinas Guillermina y Juliana y ahora con Beatriz. Aunque en Europa se sigue en general lo de reinar hasta la muerte, los más encendidos monárquicos españoles se han puesto de acuerdo en la falacia para clamar que «los reyes de España no abdican, mueren en el trono», y algún comentarista listillo con apellido de castillo vallisoletano ha dicho que en España solo ha abdicado Carlos I.
zzzCDA10963[1].jpgPues no es cierto, porque si bien la monarquía británica se distingue por la cantidad de reyes y reinas que fallecieron por muerte violenta de toda índole (Ana Bolena, María Estuardo, Enrique III, Carlos I Estuardo), la española tiene el récord de abdicaciones en toda Europa y acaso en todo el mundo. Veamos: Carlos I de España y V de Alemania efectivamente abdicó sobre su hijo Felipe II en el año 1556; Felipe V, el primer Borbón de España, abdicó en 1724 y cedió la corona a su hijo Luis I, que murió a los siete meses y entonces Felipe V tuvo que reasumir el trono hasta su muerte; Carlos IV abdicó durante la invasión francesa de 1808; Isabel II fue destronada en 1868 y dos años después abdicó sus derechos sucesorios en su hijo Alfonso XII; y queda Amadeo de Saboya, rey traído de Italia, que renunció al trono en 1873.
zz000732314[1].JPGY eso sin contar que a Juana I de Castilla (Juan La Loca) la hicieron abdicar en su hijo Carlos I y la recluyeron en Tordesillas hasta su muerte, que a José I Bonaparte, rey impuesto por su hermano Napoleón, «lo abdicaron» a patadas cuando las tropas napoléonicas fueron derrotadas, y que el Infante Don Jaime (hijo de Alfonso XIII) abdicó de sus derechos sucesorios en 1933 sobre su hermano don Juan de Borbón, padre de don Juan Carlos. Don Juan, al que los monárquicos enterraron en el Escorial bajo el nombre de Juan III, a regañadientes pero empujado por los hechos consumados, abdicó de sus derechos en su hijo en 1977. Es decir, otra cosa no, pero en España ha habido renuncias y abdicaciones monárquicas a mansalva. Disculpen la intempestiva lección, pero es que me molesta la utilización de la mentira y la ocultación que ejercen algunos, amparados en el escaso conocimiento general de nuestra historia. Y, por supuesto, no entro en el debate sobre si el actual rey debe abdicar o no.

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¿Política-espectáculo? No, gracias

zvDSCN4158.JPGLa política ocupa casi con prioridad absoluta las portadas de los periódicos y las cabeceras de los noticiarios de radio y televisión. El espacio y el tiempo que llena en todos los medios es, a mi parecer, exagerado. Sólo los grandes triunfos o los grandes desastres deportivos, o un hecho trágico de enorme impacto son capaces de robar el gran titular del día a la política. En realidad, que la frase de un líder sea más o menos brillante, que la réplica del otro sea florentina, afrancesada o porteña con faca en ristre carece de influencia en la vida del ciudadano. Es una secuencia más del espectáculo que nace y muere en los mismos políticos, mientras los ciudadanos asisten indiferentes a esa gran masturbación verbal que va hacia ninguna parte. De política, de la verdadera política que interesa a los ciudadanos, no se habla en los medios. Prima el espectáculo, y cuando las estrellas del show reposan en sus camerinos, aparece el fútbol, que una sobrecarga de gemelos de un centrocampista siempre cubre mucho papel. Y, qué quieren, aunque por lo visto dicen que las ideologías han muerto (más bien quieren matarlas), lo colectivo no interesa y el crecimiento como sociedad se deja en mero espectáculo, a mí sigue interesándome la política, la de verdad, esa que hoy es un pálido reflejo en la memoria de quienes seguimos creyendo tal vez de forma ingenua que el hombre es un ser inteligente.