Libros canarios
Al empezar a escribir, caigo en la cuenta de que hoy es 12/12/12, que no deja de ser una combinación numérica arbitraria aunque curiosa. Pero hoy quería incidir en el gran momento de nuestra narrativa, y eso, que es muy bueno, a veces nos coge a contrapié. Eso me está pasando ahora con las nuevas novelas de nuestros narradores y narradoras, que salen todas a la vez y como te descuides te pasan por encima sin tiempo de hacer una reflexión seria sobre cada una de ellas. Tengo sobre mi escritorio las más recientes publicaciones de María Jesús Alvarado (Sorimba), Alexis Ravelo (Morir despacio), Santiago Gil (Yo debería estar muerto) o Elio Quiroga (El despertar), que son géneros distintos pero todas con la garantía de la solvencia demostrada por sus autores. Por eso, para dar noticia de su existencia, escribo esta especie de acuse de recibo.
Aunque sé que trataré de hacerlo, no prometo entrar en todas detenidamente, porque entiendo que hacer crítica literaria seria no es despachar a vuelapluma la repetición de lo que dicen las solapillas. Tengo la mala costumbre de leer detenidamente las novelas antes de hablar de ellas, y todas las novelas importantes -estas lo son- tienen siempre una retranca y un doble fondo que suele ser lo más interesante. Eso sí, de momento las recomiendo vivamente.
El nacionalismo canario es una especie de nebulosa que se confunde entre los que se autoproclaman como tales y los que desde otra línea tratan de unir este tiempo con el post-romanticismo de Nicolás Estébanez y Secundino Delgado. Al final, se desconoce en profundidad la obra y el credo de estos dos pioneros del independentismo, y no solo porque no interese su difusión, sino porque es un pensamiento para un tiempo que dista ya más de un siglo y desde lugares tan lejanos como París o Caracas. Cubillo trató de unificar y actualizar ese pensamiento, y en ello invirtió su vida política, que incidió en su forma de sobrevivir en las últimas tres décadas. Hay mucho por saber sobre esta figura y sobre los hechos que se produjeron a su alrededor a veces impulsados por las cloacas del estado. Cubillo entra definitivamente en el mito y probablemente ahora empezaremos a saber más sobre su vida y su pensamiento. Opiniones habrá a favor y en contra, pero siempre es bueno conocer nuestra historia, y Cubillo es sin duda un referente de un momento concreto de nuestro pasado reciente.