La muerte de Antonio Cubillo hace que entre en la historia una figura que ya en vida rozaba el mito. Entre el silenciamiento que sufrió durante años y sus apariciones distanciadas en el tiempo, se fue creando una imagen mítica de un personaje que tuvo un gran protagonismo en los años de la Transición. Estoy convencido de que Cubillo no medía esas apariciones y que todo ha sido fruto de las circunstancias, pero si alguien hubiese querido fabricar un mito habría seguido exactamente los pasos que la vida le llevó a dar a Cubillo.
El nacionalismo canario es una especie de nebulosa que se confunde entre los que se autoproclaman como tales y los que desde otra línea tratan de unir este tiempo con el post-romanticismo de Nicolás Estébanez y Secundino Delgado. Al final, se desconoce en profundidad la obra y el credo de estos dos pioneros del independentismo, y no solo porque no interese su difusión, sino porque es un pensamiento para un tiempo que dista ya más de un siglo y desde lugares tan lejanos como París o Caracas. Cubillo trató de unificar y actualizar ese pensamiento, y en ello invirtió su vida política, que incidió en su forma de sobrevivir en las últimas tres décadas. Hay mucho por saber sobre esta figura y sobre los hechos que se produjeron a su alrededor a veces impulsados por las cloacas del estado. Cubillo entra definitivamente en el mito y probablemente ahora empezaremos a saber más sobre su vida y su pensamiento. Opiniones habrá a favor y en contra, pero siempre es bueno conocer nuestra historia, y Cubillo es sin duda un referente de un momento concreto de nuestro pasado reciente.
3 opiniones en “El mito de Cubillo”
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Detesto a los terroristas.
Ni agua ni pan.
Su único argumento es asesinar para imponer sus ideas.
No aceptaré jamás intento argumental alguno de su parte.
Y, por cierto: Comparto la idea de este artículo al 100%, acerca de la estupidez nacionalista:
http://www.canarias7.es/blogs/bardinia/2012/11/nacionalismos.html
Absolutamente de acuerdo con D. Sergio. Ni agua ni pan, sólo olvido.
Ud. lo ha dicho, D. Emilio, una nebulosa, donde se esconden ambiciones y/o delirios. Inventores de manías exaltadas y aberrantes, de conflictos inútiles, soñadores de naciones y banderas, que riegan con sangre las pesadillas de los inocentes. Sólo hay una nación: el suelo que cada uno elije para vivir en paz, con un mismo cielo para todos, el único que existe sobre este solitario y desvalido mundo que hemos de compartir.
Descanse en paz con sus sueños y su mito.
no hay peor terrorismo que el de estado que lleva robando matando y usurpando en canarias mas de 500 años y para postre avalados por los falsos nacinalistas traidores canarios