Siempre se repite el lugar común de que con la muerte de un determinado personaje se cierra una etapa colectiva de una sociedad o de una disciplina. Esto se ha dicho de Agustín García Calvo ahora que ha muerto, pero no es verdad del todo, porque lo que parece haberse clausurado es la costumbre de pensar, no la vida de los pensadores. García Calvo fue una pieza fundamental en el pensamiento español en la segunda mitad del siglo XX, como lo fueron también José María Valverde, Martín de Riquer y siguen siéndolo (y ojalá que por mucho tiempo) Emilio Lledó y Carlos París. Todos estos pensadores combatieron la dictadura franquista desde el pensamiento, y todos sufrieron su cerrazón y su furia de una manera o de otra. Unos se preocuparon por la ciencia, otros por el lenguaje, todos por el ser humano capaz de pensar. García Calvo tenía una gran preocupación por el lenguaje y su vertiente de instrumento de formación de seres libres. Por eso indagó en la gramática y en la poesía, y trató de hacer del lenguaje una herramienta de diálogo y de reflexión, nunca de agresividad. Fue un gran pensador y un gran poeta, y su campo de trabajo no tenía límites si estaba el lenguaje de por medio. Se ha muerto un Día de Difuntos, y es verdad que aquella generación que nació a finales de los años veinte del siglo pasado está desapareciemdo. Lo que nunca debe desaparecer es la curiosidad intelectual del ser humano para aprender a administrar la superioridad que tiene sobre el resto de los seres vivos. En eso, García Calvo ha sido ejemplar, porque aunaba lenguaje, pensamiento y conducta. Eso nos lega.
Un comentario en “García Calvo, el penúltimo pensador”
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Perdón… con el debido respeto… Creo que hablar de «los años veinte del siglo pasado» no tiene ningún sentido. La aclaración «del siglo pasado» es innecesaria. Si hubiese alguna posibilidad de confusión , sería con unos hipotéticos años veinte de este siglo, años que aun no han existido. ¿No sería más sencillo hablar de «los años veinte»?