¿Son necesarios los políticos?

No me suena bien la música de quienes abominan de la política y hasta dicen que sobran los políticos. Pues nada, implantamos un sistema totalitario, mandamos a casa a todos los políticos elegidos en las urnas y a otra cosa. Ese es un discurso muy peligroso, y nada tiene que ver con ser críticos. El actual sistema está agotado, necesita renovación democrática, pero siempre necesitará de políticos.
zFoto0076.JPGY aunque simpatizo con los nuevos movimientos de masas, tampoco me suena bien esa letanía de «los políticos no nos representan». Hay que hacer presión para mejorar el sistema, para controlar los dispendios de los políticos, para erradicar la corrupción, pero si prescindimos de la política en el horizonte aparecerá la dictadura. Sí, ya sé que de alguna forma lo que está sucediendo es una forma de tiranía, y contra eso también hay que oponerse, siempre desde la política, porque políticos somos todos por acción u omisión, ya lo dijo Aristóteles.
Seguramente hay políticos cuya única ambición solo sea el poder, o peor, los beneficios que puede acarrearles el poder, pero también los hay que tienen vocación de servicio, y con un sistema de listas abiertas se separaría mejor la paja del grano. Pero nunca hay que prescindir de la política, porque entonces la poca o mucha democracia que tengamos se diluirá. Y no creo que quieran eso quienes enarbolan este discurso, empujados la mayoría de las veces por una indignación más que justa. Pero la indignación, incluso la furia, no debe nublarnos el pensamiento.

2 opiniones en “¿Son necesarios los políticos?”

  1. Cuando leí el título del artículo pensé que estaba inspirado por la relajación de la tal prima del Riesgo (y otros parientes), sospechosamente coincidente con las vacaciones de los políticos.
    Suscribo todo lo dicho por Ud. Un país necesita una dirección para funcionar, es un cuerpo que necesita un tejido neuronal para organizar y dirigir sus actividades, de lo contrario no sería más que una masa cadavérica a la espera de su descomposición. Aunque también es verdad que no todo el mundo vale para ser un buen gestor, de hecho muchos de los que nos gobiernan son como la pobre señora del Cristo de La Restauración, no tienen ni puñetera idea de lo que se traen entre manos.
    Tenemos un tesoro: una Democracia, un lugar común donde sentirse libre y seguro, la suma de nuestras voluntades, deseos y esperanzas; un tesoro al que debemos cuidar, para honra y respeto de todos los que sufrieron en el largo camino que nos llevó a ella, para desarrollar nuestras vidas en plenitud y satisfacer todas las aspiraciones que dignifican al ser humano, para provecho de las generaciones que heredarán el proyecto de utopía que inspira nuestro sueño de alcanzar un mundo cada vez más justo… no, no debemos dudar, necesitamos políticos que nos representen, que velen por nuestro bienestar, nuestra soberanía y nuestro porvenir.
    Bien es verdad que el sistema político debe evolucionar, autorregularse para evitar vicios y defectos según vayan surgiendo. No debería asustar plantear los fallos del sistema y exigir su corrección, he ahí el papel activo de la ciudadanía. Sin embargo hay dos serios obstáculos: 1º) nuestros representantes se han acomodado en esa suerte de tiranía que es la partitocracia y no están muy interesados en perder sus beneficios de casta, 2º) me temo que la nuestra sea una sociedad bastante apática (apolítica, aunque le parezca imposible al mismo Aristóteles) insuficientemente dispuesta, de momento, a forzar la exigencia de esos cambios, ¿cómo organizar a la ciudadanía para que pueda expresarse de una forma más activa y completa que a través de un simple voto que siempre es manipulado por la misma organización corporativa?

  2. Hombre, yo creo que las cosas han ocurrido tan deprisa que, este mismo que ahora mal escribe echaba pestes de Camus hará poco más de un año y ahora mismo… No sé, muchacho.
    Se puede coincidir en que el anarquismo no sea la solución, pero este otoño habrá que releer. Y cualquiera sabe.

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