Mirando la historia de los pueblos, vemos que ha habido épocas de gran clarividencia, en las que sucedieron hechos que significaron pasos adelante, otras más grises en las que las sociedades vegetaban sobre lo conseguido y aun otras en las que todo el mundo parecía haberse quedado ciego, por la torpeza con que se actuaba y que conducía a un retroceso. La Humanidad ha vivido en muchas ocasiones esos tiempos de estupidez, cuando quienes tienen la capacidad de actuar hacen exactamente lo contrario de lo que sería lógico. No ven o no quieren ver, y si no no se explica cómo fueron posibles dos guerras mundiales en el pasado siglo, con las naciones más poderosas haciendo titánicos esfuerzos destinados únicamente a la destrucción y el aniquilamiento. Es como si pasara una nube de locura y nadie fuese capaz de hacer otra cosa que almacenar torpezas, que en otros tiempos se habrían resuelto de otra manera. Los humanos más listos se vuelven tontos, no sé si empujados por la avaricia o porque dejan de fluir sobre La Tierra (o fluyen demasiado) determinados rayos cósmicos que los científicos aún no han descubierto. Viendo lo que está sucediendo desde hace unos años, me pregunto si hemos entrado en uno de esos agujeros en los que nadie con poder es capaz de pensar en lo que puede suceder más allá de los próximos cinco minutos, como si de repente todos tuviésemos memoria de pez. Es la única explicación que se me ocurre para tratar de entender por qué se actúa de manera tan torpe.
4 opiniones en “¿Estamos en un tiempo de estupidez?”
Deja un comentario
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.
Creo que si, porque estamos rodeados de estúpidos.
Gracias por comunicarnos esas grandes verdades.Torpezas y estupideces que lo unico que van a lograr con el encrispamiento de las personas que habitamos el planeta.Soluciones veraces y efectivas es lo que necesitamos hoy y no dejarlo para mañana.
Estamo claramente dando vueltas, ya no avanzamos hacia ninguna parte. En otras épocas se creía en un futuro mejor, más próspero, social o/y tecnológicamente, pero en el nuestro ya no hay esa ilusión. La ciencia ficción habla solo de mundos desolados o conquista de planetas habitados por bichos comehombres y la que no es ciencia ficción habla de lo listos que son unos por matar hábilmente a otros o por descubrir astutamente quién es el que lo ha matado.(hablo, claro, de cine y literatura de alto consumo) Hace falta salirnos por la tangente. Y para eso nos hacen falta locos. «Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos». Hacen falta muchos locos que tiren hacia todos lados, alejados del razonamiento estándar hasta que alguno prenda de nuevo una mecha que nos anime a todos.
Como el verde saltamontes, que un día, respondiendo a un tiempo de abundancia, se reproduce hasta perder su individualidad en una multitud voraz y eufórica que la tierra no puede contener con su modesta generosidad; entonces, presa de un arrebato colectivo que se resiste a la crisis que ha traído su modo de vida, torna en roja langosta, desafía al mundo y se lanza a su conquista, a someterlo a su voluntad, llevando tras de sí la desolación.
Esa es la historia del iluso hombre y de la furiosa mecánica social, tras unos tiempos felices y prósperos llegan las crisis y el triunfo de la locura y la estupidez, una sucesión de plagas y guerras pisoteando los sueños y esperanzas de la Humanidad, tan previsible e inevitable como las mareas.