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Grecia, alfa y omega

Después de las nuevas elecciones griegas, los partidos que por lo visto pueden evitar que el euro salte por los aires suman los votos necesarios para una posible mayoría. Falta ahora que lleguen a pactar, aunque parece ser que no hacerlo significaría el suicido político de sus dirigentes. Solo por eso es seguro que lo harán. Esto quiere decir que Merkel se sale con la suya, que se mantiene y acepta el rescate draconiano establecido al norte del las fronteras del Rhin. xgo001[1].jpgCabe preguntarse entonces si eso es bueno a largo plazo para Grecia, después de que, durante cuatro años, Alemania haya dejado que se hunda y arrastre a los demás. Dicen que los políticos serán juzgados por la Historia, pero yo no me fío de eso, porque ahora resulta que Napoleón tiene cartel de gran personaje, cuando en realidad fue un dictador imperialista y sanguinario. Alemania no solo ha permitido que esto ocurra sino que ha trabajado a destajo para llevar las cosas a este punto. Y sigue atrincherada en el luterano-calvinismo de la culpa a los socios del sur, después de que se haya hecho dueña del registro de la propiedad del Mar Egeo, de las Baleares y supongo que de buena parte de Canarias. Ah, sí, Merkel suele descansar en La Gomera, qué honor. Una vez más, Alemania ha hecho buenos a los norteamericanos, porque Grecia se habría salvado (y Europa) con que Alemania encabezara un diminuto Plan Marshall. Pero no quiso y al final las culpas que ellos propiciaron son de los pecadores del sur. Muy propio de Alemania, siempre tan superior, y ES MENTIRA que sean tan trabajadores (desde luego no más que los del Mediterráneo); lo que sí son muy ricos, en buena parte por el trabajo de los del sur. Me encantaría que Grecia eliminara a Alemania en la Eurocopa (es curioso que les toque en cuartos de final). No es probable que ocurra, porque son pocas las alegrías en casa del pobre, pero al menos habría un poco de justicia poética.

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Del 15-J al 15-M

Se cumplen hoy 35 años de las primeras elecciones después de la dictadura, las que iniciaron el camino que desembocaría en la Constitución de 1978. Como vemos, en año y medio se le dio la vuelta a la tortilla, eso es al menos lo que nos han hecho creer durante estos 35 años. Y llama la atención cómo en esos 18 meses se pudo hacer una Carta Magna que desmantelaba teóricamente el estado franquista, hubo un referéndum, y todo ello sin esas dilaciones y cortapisas que la propia Constitución introdujo; decían que eran mecanismos de seguridad, que era bueno dar protagonismo a los partidos para fortalecer la democracia, y en esas nos han estado diciendo que la Transición española fue un ejemplo para el mundo. Si seguimos aceptando pulpo como animal doméstico, España pasó en año y medio zurnas_de_metacrilato[1].jpgde ser una dictadura a convertirse en una monarquía parlamentaria. Y es verdad que fue así, lo que no está tan claro es que esa monarquía parlamentaria fuese todo lo democrática que debió ser. Como ocurre cuando se construye con malos materiales, el tiempo afecta al adificio, y eso es lo que le está pasando al sistema político español, que tiene aluminosis, y es ahora cuando revela los errores y las prisas, con los cuarteles vigilando qué se hacía en 1977. Esto pudo ser una disculpa entonces, pero han pasado 35 años durante los cuales se ha podido avanzar en la calidad democrática. Nada se ha hecho, y el descrédito del sistema, la sensación de una representatividad que no se corresponde con la realidad y la evidencia de que durante décadas hemos estado en manos de irresponsables aconsejan un cambio de rumbo urgente. Eso es lo que surge desde movimientos como el 15-M, pero los partidos políticos, instalados en una inercia egoísta y a la vez suicida, se niegan a verlo. Es verdad que la crisis económica no aconseja hacer olas demasiado grandes, pero la historia nos dice que los grandes cambios se producen en tiempos revueltos. Y hay otra constante histórica: lo que no se hace cuando es debido acaba imponiéndose por el peso de los hechos, y cosas que durante años no ocurren y que parece que necesitarían mucho tiempo suceden en una semana. Ojalá los dirigentes reflexionen y se pongan a trabajar en algo más que en garantizarse un puesto público o un cargo en su partido, porque hemos pasado de la libertad sin ira a estar iracundo e indignados, sin más.