De epopeyas y compromisos

(NOTA INICIAL: Pido disculpas porque este post se ha quedado más largo de lo habitual, pero era necesario ese espacio para decir lo que quería. Pensé partirlo en dos, pero entonces cada parte quedaría coja)
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El compromiso del escritor es un debate que no tiene final, porque a menudo lo que no se ve es más combativo que un argumento sobre oprimidos y opresores. Algo tan aparentemente inocuo como la ciencia-ficción puede ser un texto muy comprometido, y ejemplos claros son Un mundo feliz de Huxley, 1984 de Orwell o Farenheit 451 y Crónicas marcianas de Ray Bradbury. Por otra parte, poca consistencia tendrían El Señor Presidente o Doctor Zhivago, si Miguel Angel Asturias o Boris Pasternak hubieran sido malos narradores, pues el peso no lo da la historia que se cuenta, sino cómo se cuenta. Y ese Quijote tan comentado y tan poco y mal leído es un texto con una gran carga social. Pero lo básico es que son buenos textos literarios, y a partir de ahí podemos empezar a hablar, porque un libro siempre ha de tratar de algo, contar algo, ya sea una epopeya como Guerra y paz o un asunto nimio como buena parte de los libros de Antonio Tabucci.
zzepopeya1.JPGHay escritores a quienes les cuelgan el sambenito de combativos, militantes o sociales. Pedro Lezcano, por ejemplo, se negaba a aceptar que él fuese un poeta social, que es como quedará en la historia, aunque tal vez él no tuviera razón, porque sí que escribió poemas con claro contenido social, y también otros que no aceptarían esta etiqueta. Hay escritores que proclaman su compromiso con la literatura sin adjetivos, y luego está la escala de los prestigios. Hay autores que son tenidos por la quintaesencia de la literatura, y casi siempre son minoritarios. Los hay buenos, pero otros son un suplicio, pero queda mal decir que Fulano tiene cosas interesantes y otras que no las entiende ni él, o que Zutano, precursor y maestro de narradores, era un verdadero martirio que no llevaba a ninguna parte. Hay quien nos deportaría a Siberia si dijéramos que se nos atraganta Juan Benet, aunque hayamos escuchado de sus labios que no entendía cómo había gente que era capaz de leer sus novelas, cuando él se aburría mortalmente mientras las escribía. Julio Verne, del que se cumple el centenario de su muerte, fue tenido en su tiempo por un escritor menor, popular y dedicado al mero entretenimiento, lo mismo que Galdós, denostado por los exquisitos de la Generación del 27 y hasta por Valle-Inclán. A ver quién se los salta cien años después. Cuando un escritor vende muchos libros recae sobre él la desconfianza literaria. Javier Cercas fue el hallazgo de hace unos años, como anteriormente le ocurrió a Rivas o a Landero. Ahora venden mucho y empiezan a ser sospechosos. Roberto Bolaño y Dulce Chacón escapan porque están muertos y eso los mitifica.
zzepopeya2.JPGCon los escritores ocurre que a veces se proclaman nombres y libros como dogmas de fe, y así permanecen en el tiempo. Se marca a fuego una especie de listado y ese no se mueve, aunque a escondidas te reconozcan que tal poeta es un mero hacedor de ripios o que tal novelista es infumable. Pero ahí están, con sus nombres relucientes, e incluso con calles y plazas a su nombre. En el listado de los buenos autores canarios faltan tantos nombres como sobran usurpadores de una gloria inmerecida. Se me preguntará en este punto por esos poetas y novelistas que sobran o faltan. Mi función es decirlo, pero establecerlo es misión de la crítica universitaria, que debe ir un poco más allá del relato de la vida y el listado de las obras. Digo yo que para algo pagamos dos universidades, donde curiosamente la Literatura Canaria es una asignatura optativa. Así pasamos por encima de autores y libros importantes, mientras seguimos repitiendo elogios dedicados a otros muy inferiores.
Y esto entronca con el compromiso, pero no del escritor, sino de las sociedades con su propia historia. Sólo creo en la literatura comprometida, y ese es un concepto muy amplio, porque un texto literario, sea del género que sea, cumple siempre una función. Eso sí, debe ser honesto y estar bien escrito. El mercado de los prestigios bebe en el vaso largo de la ignorancia y la vanidad de la política y el dinero, que se deslumbran cuando alguien les ofrece pasar a la historia como mecenas de quien con toneladas de hexámetros dactílicos pretende eclipsar a Homero y a Virgilio proponiendo la epopeya imposible de una sociedad maniatada y asustadiza.

10 opiniones en “De epopeyas y compromisos”

  1. No te acepto las disculpas, más bien te pincharía para que no pararas de escribir. A fin de cuentas, estás haciendo lo que sabes hacer, y seré yo quien diga si ha sido largo o no.
    Como soy yo quien juzga quién sobra y quién falta en cada repaso literario. Efectivamente, lo tuyo son artículos como este, bien que los disfruto después, para alguna vez que hablas de Literatura.
    En cuanto a los autores, además de haberme entrado una extraña psicosis cuando tengo que circular por la Carretera del Centro, por culpa de la última de Correa, estoy absolutamente de acuerdo con que de repente nos gusta quien en un momento dado nos pareció aborrecible. En mi caso, cito a Juan Eslava Galán. Y hasta la sueca Asa Larsson.
    Saludos.

  2. La pregunta que yo te hago es: ¿lees literatura canaria contemporánea cuando dices que omites autores porque le corresponde a las universidades? Me refiero en el si estás al día, aproximadamente, con el mercado editorial canario, o tienes otro tipo de lecturas.
    Con contemporánea me refiero a lo que se ha publicado en, pongamos, de 2000 a 2012. Yo hice esa asignatura optativa de Literatura Canaria (en Las Palmas). Para un cuatrimestre no estuvo mal, pero debería ser anual como lo es, por ejemplo, Literatura Universal, -aunque con los nuevos grados vaya usted a saber qué ha pasado con ella-.
    En lo de Cercas, Landero y otros, pues esto va por gustos y por el paradigma de lecturas; la competencia lectora y la capacidad de comprensión de la calidad de la forma de la obra leída dirá bastante. Puedo leer a un autor del que no me gusta su estilo pero al mismo tiempo reconocer que es un buen escritor (o incluso grande). No sé si el autor de Una novelita lumpen sería menos mito si estuviera vivo -2999 me gustó menos que Una novelita… o Los detectives salvajes-. Ya en vida era un pedazo de escritor. Es cierto que la traducción de 2999 le dio el empujón definitivo en EEUU, y si no recuerdo mal fue libro del año -o uno de ellos- por el NY Times. Y Bolaño fue elevado a mito -como ha pasado con Foster Wallace-. Y ya se sabe que si cruzas el charco y triunfas allí, el bombardeo publicitario es implacable. Aunque a Europa no le haga ni pizca de gracia.
    Un asunto eterno este de los buenos y malos escritores y las injusticias. Algo habrá que decir de los críticos. No siempre tenemos un Bataille a mano. Un saludo y muy buen artículo.

  3. El problema en Canarias es que no se leen los libros, sino que se repiten los nombres que una vez fueron encumbrados, con merecimientos o sin ellos. La crítica oficial podría decir que tal o cual autor o autora que ha publicado entre 2000 y 2012 es bueno, malo o mediopensionista, pero es que ni siquiera se ocupa en general de leerlo. En realidad, no se sabe lo que vale porque los santones no se ocupan, desprecian todo lo que les haga trabajar ideas nuevas.

  4. ¡Gracias por tu respuesta! Sigo estando de acuerdo contigo. En lo del periodo, era por englobar a Álamo de la Rosa, Correa, Ravelo, Santiago Gil, etc., esa hornada que parece que acaba de salir y en realidad llevan una década o más, al menos, escribiendo.
    La pregunta era si los lees/has leído y qué te parecen, en general -sin personalizar, para no meterte en un brete-, como exponentes de la narrativa canaria -se vuelcan algunos de ellos en la novela negra, con bastante éxito-, aunque no pocos han obtenido premios de poesía importantes como el Tomás Morales.
    Es difícil asomar la patita en el mercado editorial canario, vender un libro ni te cuento, y no digo nada de publicar y que se distribuya bien en la península -tú lo sabes bien, que tienes una larga obra publicada-. Lo de publicar en la península viene a ser como Alí Babá en la cueva de los 40 ladrones y que no se acuerda de las palabras mágicas, pero se muere por entrar porque piensa que hay un tesoro aguardándolo.
    Muchas gracias por la respuesta, un saludo y buena semana -te sigo leyendo-. Julio.

  5. Claro que lo leo, y además son amigos. Soy como una especie de hermano mayor, y hay mucha camaradería. Me mojo porque me los has puesto muy fácil, porque has ido a nombrar a cuatro que son excelentes narradores, sin nada que envidiar a lo que se publica fuera. Y hay más, y no digo nombres porque la lista llega a media docena, y mujeres, que también hacen buena literatura. Sí los leo, y por eso hablo con conocimiento de causa. Si tenemos que hacer un ránking, la cosa está jodida, porque ya es cuestión de gustos, y a veces el público responde bien o mal independientemente de la calidad literaria d eun autor. Pero sí que hay buenos narradores y narradoras en Canarias, pero casi no existen en los medios. El silencio es un arma terrible, que usan los que pretende erigirse en aduaneros de la literatura. Cosas del criollismo.

  6. En el último párrafo creo reconocer un cierto parecido de familia con alguien que ha pedido recientemente una desmesurada subvención para acabar una obra megalómana, una persona que cree que los ciudadanos debemos costear los delirios de grandeza de los creadores que no conocen límites.
    El resto del populacho tenemos que conformarnos con robar tiempo a nuestra pareja y a nuestros amigos y a nuestros escasos y valiosos momentos de ocio después del trabajo para llegar a publicar -eso con suerte, si se encuentra a un editor lo suficientemente loco como para «invertir» en nuestra obra- unas letras esforzadas de vez en cuando.
    Se supone que en la actualidad el acceso a la cultura -en este caso, a la edición-, es más fácil que nunca. Eso habría que decírselo a los miles, millones de manuscritos de autores noveles que acaban diariamente en la papelera de las oficinas editoriales.
    Otro asunto es el de la crítica literaria. ¿Dónde está esa crítica? ¿Qué medios la valoran y la ofrecen? Todo el mundo se queja de que la crítica literaria casi ha desaparecido en la actualidad, pero nadie piensa que es por culpa de los medios que no le hacen ningún hueco entre sus páginas.
    Hoy a los críticos no se les valora; al revés, se los ningunea. Y si a alguien le da por escribir algo que se parezca al ensayo literario, aunque sea con un estilo ameno y didáctico, todos salen corriendo, editores y periódicos incluidos. Crítica literaria hay, pero nadie se molesta en hacerle caso.

  7. El artículo inicial y los comentarios que siguen el ritmo me causan buena opinión y comparto opinión sobre varios de los puntos expuestos, pero, en el caso de la cultura en general y en particular la edición de libros, y sus autores, veo o me planteo, un problema. Se anuncia la presentación de un libro en determinado lugar, con asistencia del autor y otros señores que rondan el camino; pero todo parece dirigido a una «clase» o «status» social. ¿Por qué? Para mi en varios, muchos, casos me ha sido imposible encontrar un libro -novela, ensayo, poesía, no clasifico- en… librerías? Y sin embargo, en los supermercados (donde para surtirme del pan y la leche diariamente acudo) me encuentro una estantería llena de libros, y un apartado en forma de torre o mesilla- con la presentación de un título, como novedad, como artículo de oferta… Es decir, que los escritores, se manifiestan, o se dirigen a una «clase social»? No debería la comercialidad generalizar los productos? Pienso en aportar ideas o soluciones… déjeme que rumie un poco sobre el tema!

  8. El mercado d elos libros no depende de los escritores, sino de las editoras y los distribuidores. A mí me gustaría que mis librtos estuviesen en los supermercados, porque quienes me leen también comen y van a comprar. Pero no depende de mí. Yo no escribo para una clase concreta, ese elitismo forma parte del sistema y poco podemos hacer los escritores cuando el mercado lo marcan otros.

  9. D. Emilio, totalmente de acuerdo con su opinión y, sobre todo con poner el dedo en la llaga: el elitismo y el sistema. Pero, no volvamos la vista atrás, sino echemos una ojeada al presente y al futuro. Tenemos dos Universidades y un montón de Institutos, con Profesores de Literatura (y Gramática) por qué no llegar a un acuerdo y presentar -los escritores- sus obras literarias (del género que sean) en ese ambiente? O sobre un autor que alguna razón, incluso su fallecimiento, es citado en el momento? Saldrían los alumnos de la fosilidad de sus estudios. Entrarían en el sistema, en la monotoneidad de los estudios, no?
    Yo recuerdo mi paso por el Instituto y salí ignorando que España tenía una serie de autores teatrales, aparte de los clásicos -de los cuales solo me enteré de algunos datos biográficos y los títulos mas notables de su labor- Incluso los profesores no tenían ni idea de los contemporáneos.
    Y no solo en Literatura, las exposiciones de pintura son los salones mas solitarios que visito, incluso cuando termino la vista y voy a salir me entra un pánico ante la figura -y la mirada- del autor que no me ha quitado la vista…
    En Institutos y Universidades hay profesores y clases de dibujo y arte… por qué no colaborar con ellos y sus alumnos?
    Sr. Déniz, no ha notado usted la ignorancia abrumadora no solo de la juventud actual, sino la «juventud madurita»? La respuesta siempre es igual, me entraré en «Internen» y lo consultaré!

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