¡Dejen de morirse, carajo!

Siempre se está muriendo gente que son referencias temporales, para bien o para mal, y como decía aquel, últimamente se están muriendo incluso personas que no se habían muerto nunca. Cuando muere alguna figura pública legendaria el comentario general es que se clausura una época. Referido al cine, nos los dijeron cuando murió Paul Newman, pero en realidad la época -los años 50- empezó a clausurarse apenas empezar, cuando murió James Dean, y luego, uno a uno, fueron desapareciendo todos los grandes (Montgomery Clift, Marlon Brando, Elizabeth Taylor…) Que desaparezcan ancianos como Fraga, Mingote o Wislawa Szymborska, o personas casi centenarias como Sábato o Eve Arnold -la fotógrafa del siglo XX en la agencia Magnum- es en cierto modo el cerrojazo de una época que tuvo su esplendor hace tiempo, pero cuando vemos que se mueren Michael Jackson, Amy Winehouse o Whitney Houston uno se mosquea porque no hablamos de los últimos de Filipinas, sino de personajes que de alguna forma han formado parte de nuestras vidas. En algún momento, sus canciones, sus libros o sus actos nos hacen pensar, nos alegran o nos sirven de revulsivo aunque sea solo en asuntos secundarios, que al fin y al cabo son los sumandos de la vida. No los recordamos cada momento, pero sabemos que siguen ahí Areta Franklin, Juan Goytisolo, Sofía Loren o incluso figuras que hemos considerado anecdóticas (Georgie Dann) o que no son de nuestro gusto, pero se hacen presentes y forman parte del marco de nuestra vida.
zzFoto0359.JPGY de repente se van. Alguna vez escuchamos extasiados Mercedes Sosa, a Etta James diosa del soul y rhythm and blues, bailamos al son de las canciones de Donna Summer, reina de la música disco junto a los Bee Gees -que también van cayendo uno a uno-, disfrutamos de las películas de Ben Gazzara, Anne Girardot, Dennis Hooper o Jane Russell (la morena que era el contrapunto de Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias), leímos con admiración a Carlos Fuentes, Mario Benedetti y Antonio Tabucchi, vimos la belleza en el fútbol del brasileño Sócrates y el canario Justo Gilberto y nos enteramos de cosas importantes de boca de Pedro Macía y Marisa Medina en la televisión. Hasta se nos muere nuestro amigo Aurelio Ayala. Y ya esas referencias no están, han pasado al departamento mental de lo inamovible, como Julio César o Dante. Hace unos días, alguien me decía que las dos terceras partes de las personas que había conocido ya no estaban. Es como si el siglo XX estuviera haciendo inventario. Y en estas, tengo que ponerme duro y decir. «¡Dejen de morirse, carajo!»
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(Es que esto no para. Ya tiene uno miedo de mirar la prensa o coger el teléfono. Con el post ya publicado, me entero que también han muerto el periodista José Luis Gutiérez y el cantante Robin Gibb, uno de los Bee Gees, lo que rompe por la cima la leyenda de la música disco, puesto que otra de sus cimas, Donna Summer, acaba de morir también).

Un comentario en “¡Dejen de morirse, carajo!”

  1. Se van de nuestro lado y nunca o casi nunca los hemos conocido, pero sabemos quiénes son, y nos duele porque actores, escritores, poetas, pintores nos dejan su obra y la hacemos nuestra. Da miedo pensar todos los actores y actrices que hicieron películas y nos enamoramos de ellos, Elizabhet Taylor los sobrevivió a todos, es algo paradjico porque estuvieron juntos al borde del abismo, y no es el título de ninguna película, la vimos con James Dean y Rock Hudson,,´Gigante, los dos eran homosexuales, tb la vimos con Paul Newman, la gata sobre el tejado de cinz, en la peli Newman tb era homosexual, coincidencias tan solo?, con Montgomery hizo el Largo y cálido verano, él tb lo era, Bellisima Cleopatra hizo de Marco Antonio su amor tortuoso, pero lo quiso y se amaron, luchó con la causa del Sida, fue amiga de Maichel Jacson, todos excéntrícos, fuera de la «normalidad burguesa», ella y sus inmensos ojos violeta, tenía doble fila de pestañas,los sobrevivió a todos, a Natalie Wood que no trabajó con ella pero ella si lo hizo con James Dean. Marlon Brando Sombras Doradas sobre un ojo, creo que transformé el título, dicen que entre ellos estaban todos mezclados, Sal Mineo, sus muertes nunca fueron de muerte natural. Enfermedades, Drogas, unas vidas que más que vivirlas se la bebieron.
    Escritores que mueren pero nos dejan sus obras podemos leerlos una y otra vez. Admirar las obras de Arte, pero es cierto, dejen ya de morirse en cadena.

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