La búsqueda de la felicidad es una constante en la vida del ser humano. Nadie sabe qué es y racionalmente entiende que otra persona debería ser feliz por sus condiciones y su situación, pero cada uno se siente infeliz o al menos no plenamente satisfecho. Muchos han intentado definirla, y a veces de forma contradictoria, pues mientras los chinos dicen que felicidad es hacer lo que se desea y desear lo que se hace, Jean-Paul Sartre afirmaba que no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace. O sea, un trabalenguas. Y luego están los que se dedican predicar la felicidad es interior, y por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Hay definiciones de la felicidad para todos los gustos, desde los que dicen que no es un sentimiento sino una decisión hasta los que aseguran que es un estado pasajero de locura. Quienes van de buenas personas se apuntan a que hay más felicidad en dar que en recibir (pura hipocresía) y luego está el que dice: «La felicidad me persigue, pero yo soy más rápido». Y es que hay quien relaciona la felicidad con la ignorancia, y se confiesa infeliz para no parecer tonto. De todos estos, el que se lleva la palma es Sigmund Freud cuando afirma: «Existen dos maneras de ser feliz, una es hacerse el idiota y la otra serlo». Lo que sí está claro es que en buena parte somos responsable de nuestra felicidad, porque como dicen el provebio hindú, cuando el sabio señala La Luna, el tonto se fija en el dedo. Bueno, y a lo mejor así es feliz.
2 opiniones en “La felicidad”
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La Felicidad creo que pese a que tanto se ha escrito sobre ella, es un momento, un estado de tu mente que te hace sentirte completo, es más una sensación de un aire fresco sobre tu rostro, Y eso solo es a veces.
Sartre y su felicidad era una patraña, porque un hombre como él, lleno de controveersia en lo que aparentaba, un ser Libre, y lo que luego hacía realmente era mezquino y nos engañó a todos con esa felicidad que publicaba, porque parece que todo se basaba en El Amor Libre, que tanto hizo sufrir a Simone de Beauboir, compartian amantes femeninas porque así ella controlaba esa relación y luego se burbalaban.
Estar contentos no es necesariamente estar felices, como decía la canción, «no creas que porque canto tengo el corazón alegre, que soy como un pajarillo que si no canta se muere.»
Es cierto eso que se dice, que solo los tontos son felices¿¿¿??? si no se dan cuenta, no está en ser insconciente ser felices, porque no lo valorariamos, el que señala la Luna puede ser Feliz, en ese instante, y el que solo mira el dedo no lo será en toda su vida.
O como La Belleza, que nos aprendíamos de memoria,» La Belleza es, según Santo Tomás, aquello cuya contemplación nos produce un placer inmediato». Luego en esa inmediatez seremos felices.
Sí, sí, D. Emilio, todos experimentamos algún momento de Felicidad pero nadie sabe definir qué es; todos la entienden, nadie la explica. Yo creo que no son tan diferentes los puntos de vista de Sartre y los de un vulgar predicador, todos convergen en lo mismo: es querer lo que se hace, es querer lo que se es, es querer, querer, querer… la Felicidad es un destello de la existencia, un inesperado instante en que se congela nuestro mundano ajetreo y descubrimos que amamos la vida y lo que nos ofrece. La Felicidad es ajena a las leyes de nuestro mundo físico; no entiende de tiempo, por eso no puede retenerse, ni predecirse, aparece cuando menos te lo esperas; no puede medirse, no puede valorarse, por eso no se puede comprar ni vender, por eso es igual para el rico que para el pobre, para el sabio que señala la luna que para el tonto que mira el dedo.
La naturaleza del hombre es dual, materia y “espíritu” (esa especie de pantalla electro-bioquímica donde se proyectan nuestros sentimientos). Tal es la percepción de la existencia desde el punto de vista de cada persona, con sus dos vertientes: la externa y material, que es medible y colectiva, y la interna, que como no es medible tampoco será definible, y es absolutamente individual, naces y te mueres con ella sin que nadie pueda asomarse a ella jamás; esta última vertiente es el ámbito de la Felicidad, el lugar virtual donde se enciende nuestra consciencia.
¿Qué es la Felicidad? Desde la vertiente de la razón se puede responder, racionalizando la vida, cuantificándola y sujetándola a las leyes de la materia, para llegar a estériles conclusiones del tipo: “la felicidad es una breve ilusión temporal favorecida por la secreción de endorfinas”; y digo que cualquier veredicto de la razón será estéril porque a pesar de ellos la Felicidad seguirá relampagueando en nuestras vidas, cuando se le antoje, incontrolablemente, dejando alguna que otra vez una expresión boba en la cara del experto en neurociencias que se afana ilusamente en dar respuestas a unos espejismos que no existen en el mundo físico. En la otra vertiente, la interior, no importan las respuestas, porque no es el dominio de la razón, cuando la Felicidad alcanza a alguien no hay preguntas, sólo un inmenso sentimiento de paz. No digo que sea fácil, y menos en este mundo rabioso y difícil del que formamos parte, pero la respuesta a la Felicidad surge al acallar nuestros problemas rutinarios y nuestras preocupaciones, al contemplar desde nuestro silencioso interior la vida y lo que nos rodea.