Como hoy sería su cumpleaños, señor Albert Einstein, me permito recordar que estamos en un tiempo en el que hasta sus teorías se ponen en entredicho, si bien parece ser que ahora los que hablaban de partículas más veloces que la luz no lo tienen tan claro. Y es que el tiempo ha sido siempre una de las constante preguntas del ser humano, y es lo que nos distancia de las posibilidades de contactos con otras formas de vida en el universo, porque las distancias se miden en años-luz y eso es inabarcable para la vida de un hombre y acaso para toda la existencia de la humanidad. Así que hablar de su cumpleaños puede sonarle a fruslería, cuando para usted el tiempo era una magnitud moldeable. Antes que usted, Newton, Kant, Leibniz o Hegel se preocuparon de este asunto, y después también, y quien más quien menos ha echado un vistazo a Historia del Tiempo de Stephen Hawking. Las teorías nos pueden llevar a pensar que llegar a una lejana galaxia podría ser posible gracias a esa curvatura del tiempo, y entrar en esa dimensión -difícil hasta para pensarla- que son los llamados agujeros de gusano. Otra vez la física, las matemáticas y la filosofía se dan la mano, como en la antigua Grecia, pero seguimos en el mundo teórico y el tiempo que conocemos y del que disponemos sigue gobernado por las manecillas de un reloj. Hablar de tiempo cósmico y filosófico y luego mirar la hora es como bajarse de un tiovivo, y creemos estar en la realidad, que tampoco es tal, porque no es para todos igual porque depende de la percepción (pero usted ya sabe que esa es otra historia, señor Einstein).
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.