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Fútbol y política

Alguna vez he dicho que, aunque el fútbol sea una tontería exagerada elevada a espectáculo, es más saludable mentalmente seguir el fútbol que la política. Pero claro, si a uno lo que le gusta es el fútbol-fútbol, lo mejor es ver el Granada-Racing o el Valladolid-Recreativo. Si hablamos de los partidos entre el Real Madrid y el Barcelona, habría que verlos en televisión sin voz y ni antes ni después oír la radio ni leer los periódicos. Porque estos dos equipos sí que forman parte de un entramado político que esconde otras intenciones cuando se habla de fútbol. Hagamos la prueba y observemos periódicos y radios de Madrid y Barcelona después de un partido que, no sé por qué, llaman clásico:
zsssDSCN3236.JPGCuando los voceros arrimados al madridismo hablan de penaltis no pitados, de jugadores que hacen teatro, de que les roban los partidos de Camp Nou, en realidad quieren decir: «Estos malditos nacionalistas estás hurgando en la esencia de España, chuleando a su equipo más galadonado y que representa los valores patrios. Y lo mismo que con el Statut y con la financiación, los catalanes nunca están satisfechos». Más o menos, porque asimilan el Barça con el independentismo y el ataque a la unidad de España. Y tres piedras, que dicen en mi pueblo.
En Barcelona funcionan igual, pero al revés. Ahora les ha tocado estar arriba, pero cuando era el Real Madrid el que imperaba activaban el victimismo. Pero incluso ahora, la parroquia mediática culé, cuando habla, por ejemplo, de la dureza de un defensa del Real Madrid o de algún lance del juego que les perjudica, en realidad quieren decir: «Estos malditos nacionalistas españoles utilizan la violencia para tratar de amedrentarnos y luego quedan impunes. Hay que seguir luchando contra esa prepotencia centralista que impide la pluralidad».
Pero estas diatribas a las claras o soterradas dan beneficios a ambos club, que, tampoco sé por qué, no son sociedades anónimas deportivas como el resto de los club deportivos. De manera que, a quien le guste el fútbol le recomiendo que disfrute del juego de estos dos grandes equipos, pero que no lea ni oiga níngún comentario, porque nunca son de fútbol, sino de encubierta política de la peor especie.

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El Gran Hermano vigila

Cuando Orwel escribió su 1984, vislumbró un mundo como el que hoy existe, en el que un satélite puede saber tus movimientos y hay cámaras de vigilancia por todas partes. Con la coartada de la seguridad son puestas en entredicho la libertad y la intimidad. Ya nadie está a salvo de un control riguroso que se refuerza con el cruce de datos en docenas de redes de todo tipo. Estamos fichados a todos los efectos.
zgarnhermano.JPGLo que no esperaba Orwell es que los avances tecnológicos sirvieran también para que, no solo lo poderes controlasen a la gente, sino que todos nos controlamos a todos, con lo que intimidad queda hecha trizas. Es verdad que mucha gente se expone en las redes sociales, retransmitiendo su vida y sus movimientos, pero todavía hay muchas personas -la mayoría- que prefiere mantener a buen recaudo su vida privada. Hoy eso es imposible, da igual que no entres en las redes sociales, que no tengas móvil ni correo electrónico; cualquiera puede grabar tu voz o tu imagen en movimiento, hacerte una foto con los mil dispositivos que existen y ponerte en circulación. Lo más terrible es que ya sabemos que tanto las palabras como las imágenes pueden mentir, basta con que las saquemos de contexto. Y con la generalización de GPS ya no puedes decir que estás fuera o que te ha pillado un atasco. Muy pronto todo el mundo lo usará y sabrá perfectamente la calle y el número en que te encuentras. Crece la desconfianza porque, cuando tomas un cortado con alguien, no puedes estar seguro al cien por cien de que no te está grabando tu acompañante o el de la mesa de al lado, porque, además, hay micrófonos unidireccionales de larga distancia. El Gran Hermano de Orwell es mucho más monstruoso de lo que él imaginó.

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Archivo de originales en la Casa de Galdós

Es una iniciativa muy interesante, porque puede reunir un fondo accesible a estudiosos y sobre todo porque los manuscritos van a estar con toda seguridad mejor guardados y cuidados que en los desordenados cajones de las gavetas de los autores y autoras. Para dar cuerpo al acto, cuento con las palabras de Maximiano Trapero y Felipe García Landín, dos voces de las que siempre se aprende. Y es honroso formar parte de un palmarés en el que están autores como los que figuran en la columna de la derecha de la invitación y otros que aun no han sido programados pero no por ello menos importantes.
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Como me toca empezar a mí y este es mi blog, aquí lo anuncio.