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Keynes y Paul Krugman

zzzFoto0154.JPGNo lo digo yo, lo dice Paul Krugman, pero parece que a quienes tienen hoy la batuta política y económica del mundo, especialmente de Europa, las lecciones de la historia no les sirven de nada. Keynes sigue planeando sobre la actual crisis, él fue quien aconsejó al gobierno norteamericano que la única forma de salir de la Gran Depresión era haciendo una gran inversión pública para reactivar la economía. Y salieron. Pero, claro, en la UE se ha impuesto el criterio del ajuste, y así se retiene el consumo y se genera más paro, y vuelta a empezar en una espiral negativa. Lo contrario originaría un movimiento en sentido contrario que activaría la economía. Es básico y lógico, y las deudas de los estados se pagan con crecimiento. Pero no, en Europa los gobiernos son mayoritariamente conservadores y el núcleo de Bruselas también. Si llevamos varios años retrocediendo habría que probar recetas distintas a las empleadas hasta ahora. Y Keynes sigue siendo un buen referente. Obama está haciendo lo contrario de lo que se hace en Europa, y se notan los efectos positivos.

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Si le digo le engaño

z187849_2705284_n[1].jpgLlevamos unos cuantos años repitiendo que la narrativa en Canarias pasa por un momento muy fértil, pero es verdad, porque salen excelentes novelas y tenemos una nómina de autores muy consolidados y que están en su apogeo, por lo que entiendo que están en disposición de dar mucho más todavía. A Víctor Conde, Santiago Gil, Alexis Ravelo, Víctor Alamo de la Rosa, José luis Correa, Angeles Jurado, Antonio Lozano, Marisol Llanos y otros y otras que llevan más años o que acaban de llegar, se suma de nuevo Carlos Alvarez, que ya es un viejo rockero en el cuento y la novela, pero que llevaba algunos años transitando otros caminos más cercanos al mundo audiovisual. Ahora nos entrega una novela que ya en su título tiene un sentido de la ironía muy claro, Si le digo le engaño, y que se urde a través de una historia rocambolesca en la que la casualidad o la suerte (vaya usted a saber si buena o mala) colocan a dos personajes en una tesitura moral muy curiosa. El dinero fácil a la vez que peligroso cambia la vida de estas personas y eso da pábulo a que nos hagamos preguntas más profundas, sin que por ello la novela pierda el paso de un suspense que circula con extraordinaria rapidez. Carlos Alvarez se une así a esa eclosión de novelas detectivescas, de acción o de intriga que, no sé por qué, se empeñan en llamarlas «negras», pero eso ya no es cosa de los novelistas. Y lo hace a su manera, con una distancia en la que el humor (esta vez sí que es negro) juega un papel importante en el transfondo de la construcción de la historia. Un buen libro en definitiva, que, como los de los otros autores mencionados y algunos más puede ser una buena disculpa para comprar en esta semaña en la que a veces no sabemos qué regalo hacer a las personas cercanas. Este es un buen regalo en un magnífico envoltorio.

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¿Más de lo mismo?

zznnnFoto0225.JPGDa la impresión de que las elecciones no han servido para nada, porque empieza a ocurrir lo mismo que antes, pero con los papeles cambiados. De repente el Gobierno toma unas medidas que pasan por encima de su programa electoral y la oposición se mesa los cabellos; lo mismo que antes, pero ahora es de suponer que si la culpa de todo la tenía Zapatero ahora va a tenerla Rajoy. ¿O es que va a seguir durante tiempo indefinido la cantinela de que todo lo malo que haya en lo económico es obra del anterior gobierno? Y la nueva Vicepresidenta no se esconde para decir que estas medidas son «el principio del principio», un nuevo concepto que suena a amenaza o a advertencia severa. Viendo la poca incidencia que las políticas gubernamentales tienen en la salida de la crisis, me pregunto si realmente el control lo tienen los gobiernos, o son meros figurantes en una representación de la que pocos conocen el texto. Por lo pronto, hay más leña a las clases medias, y cuando se habla de reforma laboral siempre sale en primer lugar lo de la flexibilidad. Es como si lo que se planteara no fuese aumentar el número de trabajadores sino el de desempleados. En cuanto a los impuestos, ya se dice que los trabajadores van a pagar los dos tercios de la factura. No es justo, pero no es ninguna sorpresa, es lo que hacen los partidos conservadores. A ver qué van a argumentar quienes pensaban que todo iba a cambiar como por arte de magia solo con que Zapatero se fuese a su casa.