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El hombre de El Hierro


zaurelio-ayala1.JPGHoy toca hablar de un hombre… de dos… de la isla de El Hierro. Aurelio Ayala Fontes es un gran tipo, pero un tipo peculiar. Aunque es el único hijo de sus padres que nació fuera de la isla herreña, pasó allí sus primeros años y ya dijo el clásico que la patria de todo hombre es la niñez (yo añadiría que también la primera juventud). Luego ha saltado a otras islas, pero siempre enarbolando la bandera de la Isla del Meridiano. Es un hombre que contiene mil historias, adornadas por su inseparable bufanda roja, que camina cansino pero que siempre va a gran velocidad, que te recibe con un gesto hosco y te desarma cuando esboza una sonrisa, que es casi siempre. Tiene una voz fuerte, ahora valdría decir que volcánica, pero lo del volcán es algo tan doloroso para los herreños que no es momento de usarlo como metáfora. Lleva la historia de su isla en la cabeza, pero no una historia cualquiera, sino la de los hombres y las mujeres que día a día, década a década, construyen la convivencia en un lugar maravilloso pero muy duro.
zaurelio-ayala.JPGEl Hierro ha sido una isla bendecida y maldecida por la Naturaleza; un día le da el Garoé para apagar su sed y otro le envía un huracán y se lo arrebata; durante una época la colma de bonanzas submarinas y de pronto las arrasa con lava ardiente. Y eso lo palpa Aurelio Ayala en cada uno de los habitantes de la isla y en su memoria. El año pasado nos contaba El Hierro a través de la figura ya legendaria de Domingo Machina; ahora nos lo cuenta en un médico, Juan Ramón Padrón Pérez, con lo que eso ha significado en la vida de una isla a veces alejada de los grandes circuitos. Ese libro se llama Un hombre, un médico, una isla. No son tres conceptos distintos, es un sentimiento insular que define a la vieja isla bimpache, que está hecha de hombres especiales como Machina o Padrón Pérez, y de mujeres como Valentina. Si durante mucho tiempos supimos del devenir herreño en la voz y la pluma de José Padrón Machín, que levantó acta del primer avión de pasajeros que aterrizó en el aeropuerto, de la ampliación del puerto de La Estaca, de las fiestas de la Bajada, de una carretera que llegaba al Tamaduste o a Guarasoca, es ahora Aurelio Ayala quien pasa lista en la memoria de la isla y completa el retrato con los perfiles de la gente imprescindible. Es una forma de cerrar el círculo, que sigue abierto porque estoy convencido de que quedan muchas personas que conforman la isla herreña en la memoria de Aurelio Ayala.
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(El libro Un hombre, un médico, una isla se presenta este viernes 18 de noviembre en la Casa Cultural y Recreativa del Hierro en Las Palmas de Gran Canaria, calle Pío XII nº 30)

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Elegir a los mercaderes

Hoy no iba a escribir, porque para mí es Día de Fiesta Universal. Pero
al final he escrito: sé que la mejor felicitación es seguir caminando
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zz17novi.JPGHe oído que el domingo hay elecciones, y algo de eso debe ser porque he visto algunos carteles por la calle principal cercana a mi casa. También me han dicho que es un trámite, que parece que el ganador está cantado, y todos los amigos que me han comentado algo hablan de ir a votar unas opciones muy lejanas a los dos grandes partidos. También me dicen que si votas a esa gente alimentas a los grandes, porque como no alcanzan el mínimo para el reparto según una ley de un belga que aplican por aquí, se van al limbo. Digo yo que si toda la gente que piensa en eso que antes llamaban «voto útil» eligiera esas papeletas a lo mejor se alcanzaba ese mínimo. Luego están los que votan al gran perdedor para que el otro no arrase, y siempre están los que votan al que se supone que va a ganar, y de ese modo siempre se sienten ganadores. Hace años, alguien me decía: «¿Pero cómo se te ocurre votar a ese partido si el que va a ganar es este otro?» Yo creía que eran una elecciones, no las cotizaciones de la bolsa. Y como también he oído que hay nueve millones de posibles abstenciones, me pregunto qué pasaría si todas esas personas se levantaran el domingo con ganas de votar. Pero claro, estas cosas solo ocurren en las películas de Woddy Allen, en las que los personajes se salen de la pantalla y se mezclan con los de la vida real. Y otra pregunta: si los que mandan son los mercados, ¿por qué no elegimos a los mercaderes?

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Luis Junco

aacubierta VIEJAS CARTOGRAFIAS ok.JPGHace un cuarto de siglo fui premiado ex-aequo junto a Luis Junco en un premio de novela, curiosamente la segunda de cada uno de los dos. Desde entonces, Luis ha ido publicando despacio, haciendo una obra muy sólida que se compone de varias novelas y varios libros de relatos, género que ha cultivado profusamente hasta el punto de que es junto a Dolores Campos-Herrero el autor canario de su generación que más cuentos ha publicado. Cuando nos premiaron, Luis andaba por Madrid, y desde alli miraba las estrellas, ya que por algo estudió Astronomía. Ahora vive en Santa Brígida seguramente porque Madrid se le hizo pequeño y las estrellas están más cerca en suelo satauteño. Acaba de publicar una novela, Viejas cartografías de amor, que sigue el hilo de la anterior, y pone un eslabón más a la cadena de una obra que se ha ido construyendo sin prisas pero con un claro destino: ser literatura. Luis Junco avanza sin ruido, tal vez porque ese es su carácter, no sólo como novelista sino como hombre. Una nueva obra suya es siempre una piedra resistente en la pared de carga de la literatura de esta tierra. Saludo su publicación y recomiendo su lectura.