Un niño mordió a un perro
Decía un viejo axioma perodístico que la verdadera noticia no es que un perro muerda a un niño, sino que un niño muerda a un perro. La noticia de portada era siempre algo extraordinario, o al menos muy importante. Ahora se ha perdido la vitola, y es normal que sea gran noticia la convocatoria de unas elecciones generales, aunque ya se sepa de antemano, pero es algo importante. Cuando se celebra un partido de fútbol se buscan declaraciones de los jugadores, pero, digan lo que digan, el resultado es inamovible. Todo se ha vuelto mediático, y la verdad es que el discurso de Casillas, Nadal, Contador, Gasol o Alonso después de una victoria o una derrota suele ser una nadería, cuando no una estupidez. Su valor está en lo que hacen, no en lo que dicen. Es ridículo que sea noticia de portada en todas parte que Nadal se queje porque lo hacen jugar con la pista mojada en Nueva York.
El colmo es tratamiento informativo que se da al tiempo meteorológico. Hemos visto muchas veces abrir un telediario veraniego con una imagen de un termómetro a 40º en Sevilla o invernal de -5º en Teruel. Eso no es noticia, es el perro que muerde al niño, porque de toda la vida en Sevilla en agosto hace mucho calor y en Teruel en invierno mucho frío. Es la normalidad, no es noticia. Lo más terrible es que hay cadenas de televisión que acumulan grandes audiencias dándole vueltas a la noria (no va con segundas, o sí) con la maldad de cómic de una mujer cuya aportación es que es misma (al menos eso dice), o culebrones varios que tienen enganchada a mucha gente, y no acierto a entender qué atractivo tienen. Y como se ha perdido el baremo, el día que se descubra la vacuna contra el cáncer a lo mejor ni lo ponen porque toda la parrilla estará ocupada por la hija de una examante de un actor de segunda que ha discutido con un novio nuevo que se ha echado. La gran exclusiva es que la vecina del tercero va a hacer unas declaraciones sobre el novio de la chica en hora de máxima audiencia.