A la salvación por el caos

La verdad es que los relevos en las responsabilidades políticas, sobrevenidos a causa de las elecciones del 22 de mayo, no invitan al optimismo. Por una parte, porque en muchos casos es más de los mismo y ya conocemos el andar de la perrita, y en otros porque no vemos que haya nada nuevo ni siquiera en los que llegan por primera vez a la poltrona. Se trata de sustituir al anterior y poco más. No hay un proyecto que implique a la sociedad en su conjunto, y se pierde el tiempo en litigios de parvulario o bien se dejan pasar burradas del tamaño de una catedral.
zzzcaos.JPGTodo esto viene a demostrar que en cierto modo funciona la teoría del caos (no la física, sino la sociológica) y que las cosas funcionan porque cada cual hace lo que le conviene y encaja en una totalidad que parece sistemática pero que no lo es. Los panaderos no quieren dar pan a la gente, sino crear un negocio, pero para ello han de dar pan; los profesores no quieren enseñar, pero han de hacerlo para cobrar un salario, y así los taxistas, los farmacéuticos y, por supuesto, los políticos. No espero a nadie en un caballo blanco, porque ya el mundo de la sideas queda subsumido por el de los intereses. Y como soy optimista (no tanto como Zapatero, ojo), espero que todo se vaya arreglando porque quienes tienen la capacidad de hacerlo moverán alguna ficha, no porque quieran salvar la situación colectiva, sino por salvarse ellos. Ya sé que eso es como disparar al Sol porque nos ciega, pero, conociendo el ganado que toreamos, esa es mi única esperanza de que todo esto no se vaya al carajo (pensaré si retiro o no lo de optimista)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.