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Solo en una isla desierta: esta

zzzlogostory[1].jpgAunque no nos han explicado debidamente en qué consiste ser capital cultural europea, debo suponer que es algo bueno para la ciudad. Y desde aquí animo a que se haga el último esfuerzo mañana en Madrid, si es que hay que hacer alguno, que tampoco lo sé, porque en un proceso que lleva tanto tiempo es de suponer que el jurado tendrá a estas alturas datos suficientes, y un criterio formado después de haber visitado repetidamente las ciudades candidatas. Si Las Palmas sale elegida -que espero y deseo que sí- aplaudiré como un loco; pero lo haré en soledad, en una isla desierta para mí solo. Lo digo porque me he encontrado a muchas personas que mañana «no van a estar», porque afirman que tienen que estar en Madrid «con lo de la candidatura»; y he sabido que a amigos míos les pasa lo mismo. Así que, en consecuencia, mañana va a estar todo el mundo en Madrid, menos yo, porque por mis cuentas deben haber viajado varios centenares de personas; por supuesto, todas indispensables. Si esto es verdad, me pregunto para qué tanta gente, y si no lo es puede estar ocurriendo con la candidatura europea lo mismo que con la fiesta de la onomástica del Rey celebrada hace años en el Club Náutico, cuando eran legión las personas que aseguraban haber sido invitadas, pero que declinaron la invitación. O peor, se escondieron en su casa sin coger el teléfono para que no las vieran en otra parte a la hora de la recepción. Es más, me consta que hubo incluso quien se hizo acompañar a comprar un vestido para una fiesta a la que sabía que no iba a asistir, pero como se decía que quien no estuviese invitado «no era nadie», se guardaron las apariencias para mantener el pedigree en su círculo. Pues algo así debe estar sucediendo ahora, porque no creo que un tumulto de personas vaya a influir en el fallo del jurado.

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Colombo y la memoria


Ha muerto el actor Peter Falk, que en los años 70 encarnó al teniente Colombo en una serie de televisión de mucho éxito que se convirtió en un referente de la época. Aparentemente despistado, en realidad era un observador minucioso, que siempre atrapa al asesino por detalles mínimos en un constante homenaje de los guionistas a la resolución de la película de Hitchcock El crimen perfecto. zzzzzzcolumbo[1].jpgDescubría al culpable por la manera de abotonar una chaqueta o de atar los cordones de unos zapatos. En realidad, su personaje era un cántico a la importancia de la memoria en todos sus aspectos (visual, auditiva…) La triste paradoja es que en sus últimos años padecía Alzeimer, hasta el punto de no recordar su propio nombre. No voy a decir ahora que ha desaparecido uno de los gigantes de la interpretación, aunque hizo secundarios memorables (fue nominado al Oscar dos veces) como el que bordó junto a Glenn Ford y Bette Davis en el gran clásico de Frank Capre Un gánster para un milagro. Sí voy a decir que su personaje de Colombo, vestido con una gabardina de vertedero (ahora es imitado en una serie de TVE) se convirtió en un antihéroe y forma parte de la historia de la televisión. Recordarlo nos remite a una década muy peculiar, la de los 70, la que creó referencias cinematográficas que dejaron mucha huella, como El Padrino, Cabaret, Tiburón, El espíritu de la colmena, Amarcord, Fiebre sábado noche, La vida de Brian o Taxi driver, y series televisivas de leyenda que hoy son iconos de la cultura: Kojak (el calvo de cupa-chups), La casa de la pradera, Curro Jiménez, Pipi Calzaslargas, Enredo, El increíble Hulk y, por supuesto, Colombo. El cine, los libros, la música y las series de televisión ayudan a componer la memoria que va fijando nuestra historia personal. Colombo forma parte de ella. Descanse en paz Peter Falk.

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Ya sabemos de quién es la culpa


Por si no estaba claro el sesgo neoliberal que está tomando el Tea Party en España, capitaneada por las insondables proclamas de políticos retirados y los sermones culpabilizadores de la jerarquía católica, ahora viene el remache de la mano de la CEOE, cuyo nuevo presidente se ha apresurado a alistarse en la cruzada retroactiva que ya es un clamor. Como siempre, para barnizar la propia ideología, se alude a un estudio que dice exactamente lo que quieren quienes lo encargan. Eso ha hecho la CEOE, que al tratar de la Educación viene a decir entre otros «hallazgos» que la mayor presencia femenina entre los docentes no ha sido bien recibida por todo el mundo, pues al asumir la mujer las labores profesionales y las tareas del hogar, se nota en el trabajo. Ni siquiera se valora el gran esfuerzo de esta sociedad por alcanzar la igualdad jurídica y la lucha porque lo que dicen los papeles se convierta en realidad. zzzcolegioito.JPGSe da por hecho que las labores del hogar son exclusivamente de las mujeres, y mezcla churras con merinas al acusar a las mujeres de la introducción de la jornada continua. EL estudio y su defensa por parte de la CEOE es tan estridente, tan inclinado a la vieja tradición de «la mujer en casa y con la pata quebrada», que parece una parodia. Lo triste es que lo dicen en serio y con esa campaña desde varios frentes (político, empresarial, religioso y mediático) resucitan las viejas ideas machistas. Para este sector tan influyente, definitivamente la culpa de todo la tienen las mujeres, no lo afirman con claridad, pero se deduce de ese goteo de intervenciones que ya es cascada en los últimos meses. También dice el estudio que meter más dinero en educación tiene efectos nulos en la mejora de la calidad. Digo yo que no habrán visto cómo es la calidad educativa en países en los que se invierte en enseñanza un porcentaje mucho mayor del PIB que en España. Y es que para ellos la enseñanza no es una inversión, es un gasto. Entre la entrevista de Aznar, las homilías de Rouco Varela y los estudios de la CEOE, esta semana estoy que no me llega la camisa al cuerpo. Y hay una contradicción en todo esto (bueno, hay muchas, todas): si la presencia docente de la mujer es tan dañina, ¿cómo es que se deshacen en loas a la vieja escuela tradicional en la que la figura de la maestra era casi un icono? Pretendarán que, las profesoras de hoy sean como las maestras de las novelas decimonónicas, solteras (ellos decían solteronas) y entregadas a la enseñanza como si fuesen monjas. Definitivamente, no me está gustando el comienzo de este siglo XXI.