Derecho a la imagen


La recurrencia de los juicio mediáticos paralelos hacen muy complicada la aplicación del Derecho a la propia Imagen de los ciudadanos. Desde que alguien levanta la libre se consumen millones de páginas y centenares de horas de radio y televisión. Si a eso sumamos la lentitud de los procesos y la exposición constante de las personas a opiniones casi siempre sin fundamentos jurídicos, ACF3CF[1].jpgviene a resultar que si finalmente alguien es inocente va a dar igual, porque su imagen ha quedado dañada, y encima hay medios que se resiten a dar por buena una sentencia. ¿Quién restaurará la imagen limpia de Alberto Contador o la de Marta Domínguez? El refranero dice que «honra probada, honra manchada», y por eso habría que buscar la manera de que solo sean expuestos a los medios los casos probados y sentenciados. Ya sé que es muy difícil, pero al menos tendría que haber una normativa que impidiera juicios paralelos. Si alguien es culpable, ya lo dirá la sentencia, y aunque así fuere el castigo mediático es una pena añadida, que incluso puede funcionar como medio de presión sobre todo en los jurados, que son meros ciudadanos sin formación jurídica que se guían por lo que ven y oyen. Este es un asunto complicado, y como afirma la irónica maldición «Pleitos tengas y los ganes». Y aún ganando, habrás perdido la imagen.

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