¿La ley del más fuerte?
En los últimos tiempos la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria parece el escenario de una novela policiaca. Asaltos, agresiones y asesinatos se producen con una periodicidad preocupante, y el ciudadano se pregunta si la seguridad está atendida como debiera. Como siempre, se echa la culpa de estos crímenes a la crisis, pero no sería justo valorarlo así, porque estamos hablando de personas que se mueven en el mundo del hampa, y eso no es lo mismo que robar un cartón de leche en un supermercado para mitigar el hambre. Se supone que tenemos fuerzas de seguridad estatales, municipales y ahora también autonómicas, pero la gente se queja de que los guardias solo aparecen para multar por mal aparcamiento. Un municipio como el nuestro, que vive de su imagen, donde la seguridad es un referente para el visitante, no puede permitirse que casi cada semana tengamos noticia de un hecho terrible, a menudo con víctimas mortales. Sé que los políticos están ahora metidos en elecciones, pero salta a la vista que la seguridad en esta ciudad necesita una revisión a fondo, porque si no acabará por imperar de una forma general la ley del más fuerte. Los responsables de la seguridad tienen mucho trabajo por delante.