Ah, sí, el sistema; ah sí, el mercado…


Uno puede entender que cuando se está en política hay que mantenerse como sea, buscando vericuetos y haciendo cabriolas. También se entiende que a veces hay cosas muy complicadas que son difíciles de explicar, sobre todo porque hay que justificar lo injustificable. Ser político es muy duro, porque la gente no entiende las relaciones que hay con algunos poderes económicos, estilo esquimal (tú rascas mi espalda y yo rasco la tuya). Todo eso lo entiendo, es el sistema.
Nos han colocado una vuelta de tuerca draconiana contra los trabajadores y jubilados y tratan de decirnos que se ha logrado un feliz acuerdo sobre las pensiones. Mentira, lo que se ha hecho es una puesta en escena para que cada cual se justificase ante su público. Pero lo que está detrás es otra vez el dichoso sistema.
Después de quince años, estoy esperando que alguien me explique con claridad qué propósito hay detrás de lo de Tindaya, dónde demonios han ido a parar los 12 millones de euros que ya se han gastado sin que se haya movido una piedra, por qué abrir una cantera es una burrada ecológica y agujerear la montaña es la quintaesencia del arte mundial. No entiendo tampoco por qué lo que es público ha de ser explotado por empresas privadas, ni sé de dónde sacan que la mitad de los visitantes a Fuerteventura y Lanzarote van a visitar Tindaya, y si es así habrá unas colas tremendas porque la superficie del famoso cubo tiene sólo 50×50, y será un entra-sale con lo que la conexión cósmica va andar jodida de cobertura. Y sobre todo, ¿por qué ahora? Ah, sí, el sistema.
Se reúne el Parlamento para acabar de una vez con los privilegios de los políticos de alto rango, duplicación de sueldo con pensiones y asesorías privadas, jubilaciones escandalosas y otras naderías. Al final, todo se resume en lo que dijo Durán i Lleida (¿Es que quieren un Parlamento pobre?) No se mueve un alfiler. Hay que mantener el sistema.
Trileros[1].jpgSé que hay que explicar lo inexplicable, que el sacrosanto mercado (¿el mercado?) pide sacrificios. Nada se va a mover porque los mecanismos idiotizantes funcionan como un reloj suizo; sé que me van a dar por saco, pero por lo menos quiero que sepan que les he pillado el truco. El culto al sistema y al mercado me toca las narices, y, francamente, me pone de muy mala leche que me tomen por tonto.

2 opiniones en “Ah, sí, el sistema; ah sí, el mercado…”

  1. ¡Querido Emilio!, qué mercado ni qué gaitas, hombre. Alemania. Ellos han trabajado duro, han superado todos los esfuerzos que se han impuesto, allí no ha habido ni una sola huelga (fíjate en ese dato) y ya están en crecimiento.
    Ahora, los alemanes están hartos de pagar la factura de Europa, especialmente la de los haraganes españoles, y han dicho basta. O te las arreglas o nos vamos. Y se acabó er cashondeo y er tracatrá.
    (Lo sé de muy buena tinta. Amigos alemanes que testimonian lo que allí se dice y lo que aquí tratan patéticamente de disimular. La crisis aullando en el mundo entero y nuestro ínclito regalando el poco dinero que teníamos.)

  2. Emilio no creo que se sepa nunca el misterio de Tindaya, era el proyecto de un hombre que ya le hacía estragos su memoria y se inventó romper una montaña, el dinero ahi está, no sè que hicieron con él.
    Pero nadie se rasga las vestiduras, parece que aqui en Canarias hay menos transparencia, bueno en España entera. Recuerdo decir que para esta crisis económica la solución era una Guerra, y está ahi ya, una Guerra del Norte de Afríca contra accidente. Y eso que todo sube, de precio, paracen que le han puesto levadura a los precios.
    Y encima en lugar de darnos gratis la Luz y el agua por ejemplo, pues los suben.

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