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Huyendo de la realidad

Yo no sé si tiene que ver con la crisis, pero lo cierto es que los temas en los libros de gran éxito, en el cine y en las nuevas series de televisión tienen que ver con lo esotérico, lo extraño y lo inverosimil. Hacía tiempo que tenían éxito series como Entre fantasmas o Medium, de claro matiz sobrenatural, y antes otras series sobre alienígenas como la famosísima Expediente X. img-naves-extraterrestres1[1].jpgPero se trataba de una opción más entre muchas variedades, pues en los últimos años han tenido especial acogida las historias de médicos y hospitales, y siempre las de policías. Después del arrollador éxito de las novelas y series de vampiros adolescentes, ahora nos inundan de novelones, series y películas sobre el más allá, zombies y alienígenas que invaden La Tierra. Y siempre hay una lucha por el dominio, el poder, o ellos o nosotros. En una época en que la realidad es muy inquietante (crisis económica, crisis alimentaria, amenazas de guerras nucleares, revueltas de cualquier signo por doquier, desastres naturales como nunca los ha habido…) los creadores de ficciones, supongo que obedeciendo un impulso de fuga colectivo, se alejan del realismo y de la actualidad (también tienen éxito los relatos supuestamente históricos, seguramente porque remiten a otra época), y nos llenan las librerías, las pantallas de cine y la televisión de muertos vivientes, extraterrestres, personas con poderes mentales increíbles e historias que antes sólo tenían cabida en los cómics más fantasiosos. A este paso, Spiderman va a ser más realista que todas esas historias de vampiros, aparecidos e invasores llegados de una lejana galaxia. Parece que estemos huyendo de la realidad.

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Un estado sancionador

Lo que está ocurriendo con la Ley antitabaco es un exponente del carácter de esta sociedad, tanto de sus dirigentes como de la ciudadanía. vaya por delante que el tabaco es malo y que hay que acotar los lugares dónde fumar. Pero es que los no fumadores miran a los que fuman como si estos fueran delincuentes. Va un señor fumando por la calle (que a lo mejor ya no es elegante o no se lleva, pero es legal) y quienes se cruzan con él lo miran con desprecio, cuando no le dirigen alguna palabra más alta de lo normal. canterasss.JPGAhora quieren multar en Barcelona por no llevar camiseta, y como todo acaba llegándonos también dictarán una ordenaza que impida ir en bañador, y habrá que saber si por el Paseo de Las Canteras se puede caminar en bañador o no. Lo siguiente será meterse con las transparencias, con los escotes y yo qué sé más. Ya se multa por todo, con ese afán recaudatorio de las administraciones y el gusto que algunos ciudadanos cogen a presentar denuncias. Para unas cosas sí y para otras no. Yo podría denunciar a un señor que pasee un perro porque tengo alergia al pelo de esos animales, o increpar a una señora con la que coincido en el ascensor y que lleva un perfume arrasador de nardo salvaje que me produce jaqueca. Ya no digo los que tienen aversión al agua y al jabón y te producen náuseas como estés a su lado en un lugar cerrado, por no hablar de otros olores escatológicos que no tienen sanción. Está bien que haya un poco de orden, pero estamos llegando a unos niveles de estupidez que da grima.

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La era digital

Hace ya algún tiempo que se ha abierto el debate sobre si los libros dejarán de imprimirse en papel y entrarán en el mundo digital. Es evidente que los libros de consulta, los de texto y los manuales divulgativos tienen ahí un espacio, pero dicen los especialistas que la literatura tardará más, e incluso hay quien asegura que géneros como la novela casan mal con el formato digital, aunque otros afirman que en un archivo informático se puede disponer, además del texto, de imágenes y otras aportaciones que enriquecerían la oferta; claro que entonces ya no estaríamos hablando de un texto puro y duro sino de una oferta multimedia que manipularía la imaginación del lector. Cada cual se imagina a Madame Bovary, a Larissa y a Anna Karenina de una forma distinta, pero si le damos imágenes con un rostro determinado no dejamos lugar a que el lector colabore en la creación. El contraargumento es que eso ya sucede cuando una novela es adaptada al cine y a esas tres mujeres literarias hoy se las asimila a Jennifer Jones, Julie Christie y Greta Garbo.
librodigital.JPGPero lo digital está ahí, y aunque aún ocupa un pequeñísimo sector del mercado editorial es de suponer que en el futuro aumente, y si no desplaza totalmente a la novela de papel al menos convivirán ambos formatos, como ocurre con el cine, que lo podemos ver en las salas de proyección o en nuestra casa con un DVD que contiene, además, informaciones adicionales. Otra cuestión es cómo se resolverá el asunto de los derechos, porque con el debate que hay sobre la Ley Sinde parece que cuando alguien cobra por haber compuesto una canción o escrito una novela está robando al consumidor. Y la ley puede que esté mal en cuanto al manejo de la webs y la libertad de expresión, pero esto y la errática y vampirista política de SGAE no deben confundirse con el legítimo derecho de un autor sobre su obra. Lo digital crea expectativas pero también complicaciones, porque los legisladores van muy por detrás de los avances tecnológicos.