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Profetas con retraso

Jordi Pujol dijo que los expresidentes son como los jarrones chinos, muy valiosos pero que nadie sabe dónde ponerlos. No hace mucho que se decidió que los expresidentes del Gobierno español pasan a ser miembros natos del Consejo de Estado, cargo que aceptan o dilatan según les va conviniendo por aquello de las incompatibilidades. Ahora mismo, fallecido Calvo-Sotelo y enfermo Adolfo Suárez, sólo quedan disponibles Felipe González y José María Aznar.
aaapreside.JPGCuando estos personaje ya históricos abren la boca casi siempre ponen en un brete a su propio partido, cuando no al Estado. Así que sería deseable que se dedicasen a sus actividades privadas o que ejercieran de consejeros de Estado con la discreción que se le supone al cargo. Pero no, hablan, porque son ciudadanos libres y hay libertad de expresión, pero deberían cortarse un poquito porque a veces el jarrón chino no sólo se rompe, sino que lo pone todo perdido porque nunca estamos seguros de qué contiene. Y me entra la risa cada vez que saltan a la palestra González o Aznar, dando recetas magistrales para esto o para lo otro, cuando tuvieron mucho tiempo de presidencia para tratar de resolver esos problemas (o no crearlos). Ahora suelen venir con soluciones mágicas, con el porte de estar por encima del bien y del mal, criticando medidas que en su día ellos también tomaron, o profetizando posibilidades si no se hace lo que ellos ven muy claro. Dan la impresión de que el Arcángel San Gabriel se les hubiera aparecido en sueños con mensajes divinos, y hablan como si estuviesen dotados de ciencia infusa; lo que pasa es que estas instrucciones llegan con diez, quince, o incluso veinte años de retraso. Por lo visto el Arcángel todavía no tiene ADSL ni satélite y transmite en diferido, y en estas circunstancias los expresidentes calladitos son clavaditos a Brad Pitt, vamos, que están más guapos.

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Todos vivimos en Silicon Valley

Canarias7 cumple 15 años de edición digital, y estar situado en el liderazgo como espejo del lugar que ocupa su edición impresa es el fruto de un largo trabajo y de querer estar siempre rozando el futuro. Cuando Georges Orwell publicó la novela que profetizaba la forma de comunicarse en el siglo XXI, le impuso el título de 1984, pues entendía que en ese año el mundo sería de una manera determinada. Aterrado por los sistemas de escuchas y manipulación de la información ideados por Goebbels para Hitler y de Lavrenti Beria para Stalin, Orwell creyó que serían los sistemas totalitarios de cualquier signo los que realizarían su profecía. Era para pensarlo así.
z3silicon.jpgPero se da la paradoja de que Orwel acertó precisamente porque se equivocó en dos puntos fundamentales; su primer error fue que el gran desarrollo de las comunicaciones -y por ende de la capacidad de control- surgió en el mundo capitalista con libertad de expresión. El segundo error consistió en que ese conocimiento no circularía solo de abajo hacia arriba, sino en todos los sentidos, y lo que en su novela sería el Gran Hermano controlando al mundo ha resultado ser un Gran Hermano de ojos múltiples en cuyo sistema puede darse el caso de que un hacker pueda llegar a controlar la información de un gobierno.
Orwell debió retrasar la fecha del título de su novela al menos 25 años, puesto que es a finales de la primera década del siglo XXI cuando es una realidad total lo que él predijo. Tal vez por casualidad, coincidió que fue en 1984 cuando se inició definitivamente la generalización de la sociedad de la información con el lanzamiento del Personal Computer, desde el californiano Silicon Valley; en 1990 se crea el primer servidor web, y como cada vez había más personas con PC en casa y conexión a Internet, pronto los medios de comunicación se dieron cuenta de que esa red era el futuro y comenzaron a publicarse periódicos digitales.
En ese contexto nació en 1995 la edición digital de Canarias7, pero de estos quince años, al menos los diez o doce primeros fueron un mercado minoritario, a expensas del uso del PC y de las conexiones a Internet. Hace muy poco tiempo que se dio un inmenso salto, pues se generalizó el uso de Internet, no sólo en ordenadores portátiles que hacían uso de las wi-fi que se abrieron en espacios públicos, sino que entraron en esa red las operadoras de telefonía móvil. Ahora mismo y a través de cualquiera de estos sistemas una persona puede conectarse a la red en cualquier lugar, y por lo tanto acceder a un periódico digital como si estuviera sentado ante el ordenador de su casa.
z4 silicon4.jpgEstamos por lo tanto en ese año 25 después de la predicción de Orwell, y este 2010 viene a ser el 1984 que él predijo. La Sociedad de la Información es un hecho, y lo que fue futurismo en las novelas de Aldous Huxley, Yevgeni Zamiatin y Ray Bradbury es presente, con la ventaja de que las teclas que mueven ese Gran Hermano son accesibles a todas las manos, no solamente a las del poder. Fahrenheit 451 es tal vez la última predicción que queda por cumplirse, pues la destrucción en la hoguera de las ideas contenidas en papel puede parecerse a la implantación de los nuevos soportes. No es que quememos libros y periódicos de papel, es que cada día se imponen más los formatos digitales tanto para la literatura como para el periodismo. Supongo que en esto, como en la Sociedad de la Información, queda aún mucho camino por recorrer, pero que nadie dude de que en unos años el soporte digital y la telecomunicación va a ser la norma, aunque a muchos nos arranque un halo de melancolía pensar que el libro y el periódico en papel van a dejar de existir tal y como hoy los conocemos.
Canarias7 ha estado ahí desde el principio. Quince años después, en este 2010 orwelliano, ocupa un lugar preferente para acometer la travesía del nuevo camino. El periodismo digital tiene, además, la ventaja de la instantaneidad, como la radio, y las noticias se conocen en cualquier lugar del mundo en el mismo momento en que se producen. Con los nuevos sistemas, el periodismo digital se convierte también en un medio audiovisual, pues traslada también imágenes y sonido, de manera que puede acabar siendo el medio que aglutine todos los soportes, si es que ya no lo es. Hoy la manera de informar es otra, y la publicidad, alimento imprescindible del periodismo libre, ya lo sabe. Ahora viene seguramente el siguiente debate, el del pago de un servicio, pues muchos querrán absoluta gratuidad del trabajo que otros hacen, como ocurre ahora con los derechos de autor. Este es el nuevo gran reto, que estoy seguro que Canarias7 sabrá afrontar como siempre ha hecho adelantándose al futuro. Y es que en este momento, todos vivimos en Silicon Valley.

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Este trabajo se publicó el pasado miércoles en el suplemento especial de la dedición impresa de Canarias7 dedicado a los 15 años de periódico digital.