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Una mala salida…

El dicho popular dice que «una mala salida es una afrenta para toda la vida» y está claro que por muy bien que se hagan las cosas cualquier trayectoria queda emborronada por un hecho concreto, más o menos grave, o una frase a destiempo, que se convierte en salmo repetitivo durante años y parece que aquella persona no ha hecho o dicho otra cosa en su vida. aacometa.JPGEs pasto de humoristas nocturno y algunos acaban formando parte de lo colectivo. Ejemplos de eso los tenemos a mansalva, desde el «vaya usted a la mierda» de Fernán Gómez hasta lo de «estar en el candelabro» de Sofía Mazagatos. Se diría que Umbral fue una sola vez a televisión a «hablar de su libro», o que en la biografía de un veterano político canario ya retirado sólo consta cierto incidente con un pijama. Y esto a veces es injusto porque disuelve cualquier cosa buena que la persona aludida haya hecho o dicho en su vida; por otra parte, también es injusto (por defecto) que un solo asunto conste en alguien que ha metido la pata con profusión. Este es un país en el que alguien llama a una mujer «Señorita Trini» y se monta la del pulpo. Este es el caso de un sobredimensionado escritor (no lo nombro porque eso es lo que busca), especialista de decir boutades para escandalizar al respetable, y que ahora parece que sólo ha dicho no sé qué de unas lolitas japonesas, cuando se ha pasado la vida disparatando adrede, como hace 25 años, cuando dijo en la Casa de Colón que Oficio de Tinieblas, de Cela, era la primera novela surrealista española, y se levantó a voz en grito Jorge Rodríguez Padrón y le espetó: «¡Eso es mentira, la primera novela surrealista española fue Crimen, de Agustín Espinosa!», y se armó una bronca descomunal. Y ya ven, cuando seguramente no quería epatar se le echa encima su propia incontinencia verbal. Lo llaman justicia poética, pero, francamente, nunca me han gustado los linchamientos, y me echo a temblar porque de estos incidentes se nutren los que quieren censurar.
Por cierto, a Felipe González también se le suelta la lengua de vez en cuando. Y a Aznar, claro. Yo creo que los expresidentes calladitos están más guapos.

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Marruecos y el Sahara: ¡Hay que actuar ya!


A media mañana de este lunes 8 de noviembre me lamento de volver a tener razón. Las noticias son aún confusas, pero sí sabemos que Marruecos ha hecho lo único que sabe hacer, usar la fuerza, y lo está haciendo en estos momentos contra civiles indefensos en el Sahara. Hoy tenían que empezar las conversaciones entre Marruecos y el Polisario, y precisamente ha escogido esta fecha para hacer lo de siempre. Está claro que no quiere dialogar, se ha ido envalentonando porque Madrid, Bruselas y la ONU le ríen las gracias, porque tiene el apoyo interesado de París y Washington. El Presidente del Gobierno de Canarias ha pedido que intervenga la comunidad internacional, pero todavía no veo que Madrid diga una sola palabra, mientras Bruselas anda en otras historias. El Gobierno y el Parlamento español tienen que actuar ya, presionar en la UE para que esto se resuelva, forzar por medio de la UE a que París y Washington cambien sus políticas, porque siguen creyendo erróneamente que el régimen de Rabat es un dique contra el fundamentalismo islámico. ¿Todavía no se han enterado dónde se maquinaron los atentados a los trenes de Madrid? ¿Es que no ven cómo Al Qaeda ya tiene bases en Africa? Marruecos no sirve de nada en ese asunto, y mientras tanto el pueblo saharaui sufre. Es el momento de poner las cosas en su sitio, hay que actuar ya. Esta es una ocasión para que Zapatero y Trinidad Jiménez hagan lo que deben hacer: detener un genocidio.

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¿Qué me pongo?

Con el tiempo meteorológico nunca nos ponemos de acuerdo. Para unos, el verano se ha alargado y siempre dicen que dónde se ha visto un octubre tan caluroso; para otros, el levante de los últimos días es anormal, e incluso hay quien dice que el invierno se nos está echando encima de repente y por lo visto esto es nuevo. Todos los años escuchamos las mismas cantinelas, pero lo cierto es que el otoño canario a nivel del mar es muy variable, siempre lo ha sido.
z4_vestidos[1].JPG Otra de las preguntas que se hacen ahora más que nunca las mujeres es aquella clásica de «¿qué me pongo?». Salen a trabajar por las mañanas y hace fresquito, y a mediodía hay bochorno, así que no saben. Van de compras y ven que la mayoría de los vestidos de esta nueva temporada son muy ligeros, salvo algunos de telas muy abrigadas, que son los menos; y se preguntan por qué, si es invierno, las telas son incluso más finas que las de verano. Pues muy fácil, porque empieza a haber crisis en el mercado del algodón después de las inundaciones en Pakistán, y porque así tendrán que comprar prendas de abrigo para poner debajo y encima. El caso es que el tiempo y la ropa son temas de conversación muy frecuentes en estos días, y es que ya dice el refrán que nunca llueve a gusto de todos.