La justicia poética del fútbol ¡já!
Hay quien piensa que todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene consecuencias positivas o negativas para cada uno de nosotros. Los equipos de fútbol están compuestos por personas y las selecciones por seguidores que son naciones enteras. Los errores arbitrales son humanos, pero es impresentable que en una competicón de ese nivel no se pueda resolver sobre la marcha una jugada dudosa.
Inglaterra conquistó su única Copa del Mundo en 1966 gracias un gol fantasma, y esto perjudicó a Alemania, que era el equipo adversario. Ahora, 34 años después ocurre lo contrario, y es Alemania la benificiada de un disparate arbitral. No es serio, y en cuanto a lo de la justicia poética no acabo de creerlo, porque si la hubiera no morirían tantos niños de hambre en el Tercer Mundo. Porque una acción así desmoraliza al que la sufre y ya no funciona igual. Alemania gano 4-1 a Inglaterra, pero si, cuando iban 2-1 el gol robado a los ingleses hubiera subido al marcador, sería otro partido, que seguramente habría ganado Alemania, o no.
Lo que sí está claro es que las selecciones campeonas del mundo (Alemania, Brasil y Argentina) se llevan siempre la mejor parte, hay como una tendencia a no incomodar a los poderosos. Y es que el fútbol no es más que otra faceta de la corrupción generalizada en que vivimos.