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La tragedia como espectáculo

a111.jpgNo sé si es porque ahora tenemos información al minuto, y a veces sobreinformación, pero uno tiene la sensación de que pasan cosas muy gordas, aunque luego se difuminan en pocos días debido también a que vienen otras noticias que lo medios hacen espectaculares aunque no lo sean. También puede ser que estemos viviendo una época en la que realmente pasan cosas terribles y encima lo sabemos enseguida, y ya se nos han creado callos porque la mayoría de la gente no parece afectada.
Hace años, había un terremoto en Managua y era tema diario de conversación durante meses, se hacían cuestaciones públicas y los medios insistían en ello hasta el punto de que quedaba en la memoria colectiva. Así pasaba con el asalto al tren-correo de Glasgow, la crisis del petróleo de 1973, la muerte de cualquier Papa, el secuestro de un barco o la dimisión del ministro británico Profumo porque se había echado una amante que ponía en peligro la seguridad nacional. La hambruna en Biafra era titular todos los días y objeto de lamento colectivo durante años, y hoy ya nadie se acuerda del tsunami del Índico de 2006. Sólo se sigue hablando de las Torres Gemelas porque hay mucho interés en que se recuerde.
a222.jpgAhora se suceden los atentados con decenas de muertos, terremotos, tsunamis, crisis económicas de caballo, escándalos por pederastia, huracanes, guerras por todas partes, hambrunas, sequías, mareas negras de gran tamaño y hasta un volcán en Islandia que como los legendarios de Indonesia altera la vida de medio mundo. Pero no importa, todo es espectáculo, y estoy convencido de que si se supiera que un día de estos va a chocar contra La Tierra ese gran meteorito que lo reventaría todo habría cadenas de televisión dispuestas a retransmitirlo, no sé para quién. Se ha estimulado tanto la curiosidad que nos hemos vuelto insensibles.

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Cerrar etapas

Es curioso cómo a veces uno percibe que hay momentos en los que se cierran etapas. En estos días, por diversas razones, me he tropezado con lecturas, películas y emisiones de radio sobre personajes tan dispares como interesantes, y curiosamente me he percatado de que todos ellos fallecieron hace ahora alrededor de cincuenta años, como si el destino fuese cerrando carpetas. Seguramente todos hemos tenido alguna vez esta percepción, y siempre es fruto de la coincidencia casual de nuestro interés en esos personajes o en una época determinada.
aaDSCN3035.JPGEn muy poco tiempo, fallecieron tres de los iconos más señalados de cine del Hollywood clásico, Gary Cooper, Clak Gable y Marilyn Monroe, y también Michael Curtiz, el director de la inolvidable Casablanca, como si se cerrase una página dorada de un tiempo cinematográfico que hoy se nos antoja mítico. También se fueron Albert Camus, Boris Pasternak, Herman Hesse, Ernest Hemingway y la baronesa Blixen (Memorias de Africa), que firmaba sus libros como Isak Dinesen, cinco maneras distintas de vivir la literatura, cuando los escritores pesaban en la opinión de la gente. También se cerró esa carpeta, como las que clausuraron JFK y Edith Piaf, y también Jung, el discípulo aventajado de Freud, con lo que el psicoanálisis se quedó huérfano, y empezarían las nuevas corrientes, incluso las que lo negaban. Es como si se inaugurase un nuevo ciclo, aunque seguramente eso ocurre con cualquier tiempo que tomemos al azar. Pero como he tenido esa percepción se la cuento.

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La soledad de Ratzinger (*)

El juez Baltasar Garzón ha sido inhabilitado a media mañana. No quiero entrar a fondo para no acabar también en los juzgados. Es que me lo cuentan y no me lo creo. Es el colmo de la politización de la justicia. Un hecho que nunca creímos que llegaría a ocurrir en un estado europeo que se dice moderno. !Qué daño a la democracia y a la convivencia!
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Este es el post que publiqué esta mañana:
Las apariciones de Fátima fue un asunto que Juan Pablo II hizo muy suyo, hasta el punto de interpretar la tercera carta de Fátima como un anuncio de su atentado. El Papa polaco se erigió entonces como un protegido de La Virgen, diciendo que lo salvó de una muerte segura cuando le dispararon. Esa interpretación la hizo en el año 2000, cuando visitó el santuario portugués.
abenedicto_.JPGAhora Benedicto XVI ha ido también a Fátima por el 13 de mayo, y ha sido tan claro como no nos tenía acostumbrada la ambigüedad vaticana. Ha dicho que el mal de la Iglesia está en su interior, y ha dejado al descubierto a la mayor parte de la Curia recalcitrante que puso en Roma Wojtyla. En lugar de los personalismos de Juan Pablo II, nombrándose a sí mismo mártir, Ratzinger hace un análisis más terreno, y pone en entredicho la figura de su antecesor. Lo ha podido decir más alto, pero no más claro. Yo que siempre soy muy crítico con el discurso nebuloso de Roma, me quito el sombrero ante la claridad y la valentía de Ratzinger, que ha abandonado su aureola de rata de biblioteca para bajar a la arena y coger el toro por los cuernos. Eso significa que en el Vaticano debe haber una lucha terrible por el poder, con las organizaciones que tanto protegieron Wojtyla y sus cardenales en contra y con el apoyo ínfimo de unos pocos. Pero puede ganar, porque empieza a tener la prensa mundial a favor, y es de toda la jerarquía eclesiástica el único que parece distinguir entre bien y el mal. Suerte que es el jefe.


(*) Vaya, cuando Ratzinger me tenía contento por su valentía, va y larga ayer otra vez en Fátima el discurso de siempre contra la homosexualidad. Es que…