Diagnóstico y recetas para la crisis
Las medidas anunciadas por el gobierno van a ser contestadas por los sindicatos, pero dicen que flojito, pues no es cosa de dar imagen de que la paz social anda deteriorada. Unos dicen que subiendo los impuestos a los ricos nos iría mejor, otros que no, que ya están muy subidos y lo sufrirían las clases medias. Si se rebajan los sueldos habrá menos consumo y por lo tanto más paro, si no se suben aumentará el déficit. Miguel Boyer habla de forma tranquilizadora, Montoro se rasga las vestiduras y tanto Felipe González como los de Intereconomía (?) nos echan la bronca y afirman que lo que hay que hacer es aumentar la productividad. Eso lo dicen muchos, pero nadie sabe explicar cómo y lo que es más curioso, tampoco definen claramente qué es la productividad. Porque vamos a ver ¿Un cirujano es más producitivo echando más horas, con el consiguiente cansancio que aumenta a su vez el riesgo de error? ¿Y un bombero? Si el ministerio de Fomento suspende o retrasa inversiones habrá más paro, digo yo. En fin, que me asombran los piquitos de oro que conocen las soluciones y no son capaces de ponerse de acuerdo. Y mientras tanto oigo decir a un cronista deportivo que el fichaje de Villa por el Barça es barato, una nadería de cuarenta y pico millones de euros. Pregunten a un jubilado de pensión mínima o a un parado. Ah, y me sorprendió escuchar a alguien usar la expresión «comprar paro» refiriéndose a los subsidios de desempleo. La verdad es que el lenguaje delata claramente la ideología de quien lo usa. ¿La solución? Yo qué sé…
Las medidas tomadas por Zapatero, que recaen en una media del 5% de los salarios de los funcionarios, han abierto la veda y a mucha gente no sólo les parece bien, sino que se alegran del mal ajeno. Pues bien, sepan que la columna vertebral del Estado y de la sociedad se mantiene porque hay funcionarios, que son los encargados de servicios básicos y hasta de la defensa nacional. Mucho daño ha hecho Forges con sus chistes de Mariano, y hay que decir que son trabajadores necesarios, y encima los primeros en apechugar con los disparates que hacen otros. De los políticos, mejor ni hablo, ni de los derroches injustificados. Por eso, para no seguir repitiéndome, enlazo con lo que escribí el pasado