Esa manera de hablar de los curas
Siempre me ha parecido que todos los curas tienen una manera parecida de hablar. De eso debió darse duenta también el dúo de humoristas Martes y Trece, que hacían una parodia de un cura con hablar muy suave y contenido. No sé si en los seminarios hay clases de una determinada escuela de oratoria, el caso es que los clérigos tienen todos ese mismo acento inalterable que invita a dormir.
Da igual que sea un párroco, un arzobispo o un cardenal, y también importa poco que sea español o latinoamericano, e incluso cuando hablan otras lenguas. A lo mejor es un tic que se les pega del uso continuado del latín. Cualquier clérigo, sea el portavoz de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Cañizares, Rouco Varela, Blázquez o el oficiante de cualquier parroquia, tiene ese mismo tono. Es verdad que los pijos hablan igual en todas partes, y también los fumatas trasnochados y otros grupos, que da lo mismo Vallecas que el Carmel o cualquier suburbio canario. Hasta los Papas hablan igual. Tengo memoria de las voces y los discursos de media docena de pontífices, y el acento y hasta el timbre son muy parecidos. Incluso cuando el Papa es alemán o polaco, aunque arrastra un poco, al final tiene el mismo tono cansino de los Papas italianos. Y no es una crítica, es una curiosidad: ¿por qué todos los sacerdotes del clero regular hablan así? Fíjense que eso no ocurre con jesuitas o dominicos, que hablan normal cada cual con su personalidad, y no tienen ese cariz monorrítmico de los curas, que me recuerda al de los hipnotizadores que salen en las películas (nunca he visto una sesión de hipnosis al natural).