Publicado el

La marmota Phil

Ya sabemos que el mundo es muy grande, que existen muchas culturas y que en cada una de ellas hay costumbres curiosas. Bueno, curiosas para los demás, porque para cada cual lo suyo es lo verdadero, y se atiene a normas ancestrales o por lo menos muy dilatadas en el tiempo. Que sucedan cosas que nos parecen curiosas en Uganda, en Nueva Guinea-Papúa, en los atolones Tuamotu o en una perdida aldea de Mongolia es normal, porque llevan siglos inmersos en otro tipo de vida y costumbres; lo que más me sorprende es lo curioso que sucede en nuestro ámbito occidental.
zmarmota[1].JPGY los norteamericanos me sorprenden constantemente, o al menos despiertan mi curiosidad, porque son europeos trasplantados (los indios fueron casi exterminados) y en el último siglo y medio han hecho un imperio, han patentado más de la mitad de los inventos o avances científicos importantes y se supone que deben estar muy avanzados como sociedad. Pero resulta que siguen haciendo cosas tan raras como tratar de predecir el resto del invierno observando lo que hace una marmota (ahora es la marmota Phil) al salir de su madriguera al amanecer del primer martes de febrero. No me parece bien ni mal, pero sí que pienso que entraría en los esquemas de otra cultura, pero es que ocurre cada año en Pensylvania. Tal vez esa dicotomía entre lo científico y lo irracional es signo de naciones importantes, porque Japón es también un balanceo entre la tradición y los avances tecnológicos.

Publicado el

Si por La Candelaria llueve…

Dice el refranero popular que «Si por La Candelaria llueve, el invierno ahora nos viene; y si por La Candelaria no llovió, el invierno se acabó». Pues eso, que, según la tradición todavía queda mucho invierno, que ya no sé si es buena o mala noticia, porque aquí cuando llueve se arma siempre un buen follón, porque se unen la falta de costumbre, los disparates urbanísticos y el estado de las infraestructuras.Y es que La Candelaria ha dado este año agua hasta decir basta.

(Esta foto fue publicada ayer -tal vez aún continúe- en el digital de Canarias7. No sé si es de Arcadio Suárez o de algún lector. Lo que sí es verdad es que es impresionante)

Hoy tocaba hablar de mi libro LA MITAD DE UN CREDO, que iba a presentarse hoy en el Instituto de La Isleta, pero el temporal ha determinado la suspensión de dicho acto, y aprovecho este espacio para que lo sepan quienes tuvieran intención de acudir y aún no se hayan enterado. Ya les informaré de la nueva fecha, y mientras seguiremos alegres y temerosos por el agua que nos está cayendo, porque nunca sabemos cúanto daño puede hacer una borrasca (más bien tiene pinta de tormenta tropical) que es por otra parte necesaria para nuestra supervivencia. En todo caso, siempre es bonito ver los barrancos como ríos y los riscos como destiladeras. Y que no pase nada.

Publicado el

Las pequeñas dictaduras

Hay muchas formas de dictadura, y vivimos inmersos en muchas, grandes y pequeñas, que son como enormes paquidermos que todo lo arrasan. Cuando hablamos de fanatismo pensamos en mentes extremas, enajenadas y entregadas a muerte a una idea; y es así, sólo que las que conviven con nosotros cada día no lo parecen, pues incluso algunas estás cubiertas de una pátina cultural o progresista. No se te ocurra tratar de poner algo de razón en uno de estos pensamientos únicos porque enseguida se rasgan las vestiduras y te acusan de blasfemo de una causa a la que otros suponen tu adhesión inquebrantable, sin que tú la hayas manifestado.
zelef.JPGLas cosas tienen muchos matices, y aunque se esté con la mayor parte de ellos hay otros en los que se puede discrepar. Pero no, es un todo monolítico y como abras la boca te conviertes automáticamente en un hereje o un traidor. Hay asuntos intocables en toda su extensión, que pasan por la ecología, la etnografía, la historia, la cultura y cien asuntos más. Hay que andarse con pies de plomo hasta cuando se habla del Carnaval. Si dices que te parece excesivo ese remolque que anuncia las fiestas carnavaleras por la ciudad a medianoche con una música ensordecedora, despertando a enfermos y bebés y que causa un gran malestar a muchos vecinos, resulta que eres un retrógrado que no entiendes que el Carnaval es una manifestación popular que, además, da lustre a la ciudad. Y no es eso, pero como se te ha ocurrido arañar en un matiz pequeñísimo de la idea global, en realidad eres un fascista. Y así pasa con todo, de manera que cada día es más arriesgado poner una idea sobre la mesa.