El Carnaval

z851[1].jpgHubo un grupo grande de personas, entre los que me cuento, que vivimos el renacimiento del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria apenas este bajó de La Isleta de la mano de Manolo García. Fueron unos años memorables en los que la ciudad se disparataba en La Plaza de Santa Ana, en Schamann, en Guanarteme y en todas partes. Se generaron tradiciones como la verbena de la sábana o la noche dedicada al cine (recuerdo a Juan Rodríguez Doreste disfrazado de Greta Garbo o de Fred Astaire bailando claqué como es debido).
Pero llegó un momento en el que desterraron el Carnaval al Parque de Santa Catalina, y nació aquello del Mogollón, y las casetas y el gentío. Y ya empezó a no gustarme porque se fue despersonalizando, haciéndose por y para la televisión, y creando tal vez un nuevo Carnaval, que no era el que nosotros demandábamos. Y encima se reviste de rivalidad con el de Santa Cruz de Tenerife, cuando se trata de una fiesta, y nada más. Y como hoy es Martes de Carnaval, quiero vivir esa fiesta, pero la verdad es que en ella me siento como un yanqui en la corte del rey Arturo, porque no la entiendo. Siento que el Carnaval se ha degradado.

Un comentario en “El Carnaval”

  1. Siempre me ha gustado el Carnaval, pero me gustaba el de la Mascarita.Cuando estaban prohibidos aquí y yo estudiaba y vivía en Tenerife, allí le llamaban fiestas de Invierno, y siempre me lo pasaba estupendamente, eso si sin que nadie te reconociera y tu a ellos si o a veces te metías con alguien para que creyera que lo conocias y no era verdad.
    ¿Me conoces Mascarita? me lo pasaba muy bien y eso que andaba en situaciones estrictas en que era un acto burqués pero había que respetarlo porque lo quería «el pueblo» eso a nosotros nos daba igual.
    Luego viví el Carnaval de Vilanova y la Geltrú, totalmente diferente, el de Sitges , por las carrozas y cuando volví me enganche de nuevo durante unos años hasta que llegaron las pandillas esas de peleas.
    Ya no sé si es porque cumplo años o orque no es el carnaval con el que me lo pasé divinamente, incluso las fiestas particulares me aburren. A mi me gustaba el que podías ir sola y volver metiéndote con gente con la que te quedabas para luego seguir.
    Hasta en una cabalgata me vi metida en Santa Cruz con unos cuantos más, ibámos de viudas pero el sombrero mejicano con el ala hacía dentro y todo eltul hasta los pies. Cuando salian los Rumberos e ibamos a ponernos en la acera la gente nos echaba porque no veían, y he aquí que uno de las viudas dice, «niñas con los rumberos hasta el final»»»» y así un grupito de viudas abrió ese año la cabalgata, y bien que reíamos, en fin carnaval carnaval…

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