Yo creo que el valor estratosférico que han ido adquiriendo las montañas de Fuerteventura se debe precisamente a su escasez en una isla casi llana. Claro, donde casi no hay montañas, encuentras una, aunque sea pequeñita, y vale un Potosí. Yo no entiendo gran cosa de leyes y normas, pero creo que el sentido común puede dar respuestas justas, más incluso que aplicando el rodillo de las leyes. Si compras una montaña y luego no te la dejan explotar, es evidente que has hecho una mala inversión, y que quien te impida esa explotación debe indemnizarte por las pérdidas sufridas, pero nunca por lo que supuestamente hayas dejado de ganar. De este modo, sería lógico que se indemnizara con el precio pagado por la montaña con las correcciones de la subida del IPC, y así nadie perdería dinero, y, por supuesto, la montaña pasaría a ser propiedad del pagador. Así, tendríamos cifras terrenales, pero nunca esas cantidades que dan vértigo y que uno se pregunta con qué base han sido calculadas.
Claro que, una cosa es el sentido común y otra el Derecho, que en este caso parece que no casan muy bien. Pero bueno, tonto será el que no se haya comprado una montaña en Fuerteventura, porque las montañas de las islas altas, como hay muchas, valen muy poco. Eso debe ser, y es de esto de dónde debe proceder la expresión «una montaña de dinero».
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